La cara de satisfacción y las agujetas que nos ha
dejado la ruta del sábado tardarán varios días en desaparecer. Lo que
difícilmente olvidaremos son los buenos momentos vividos y compartidos en esta
segunda edición de la Vuelta al Término de Yecla en BTT.
La experiencia del año pasado fue muy útil. Hemos
sabido aprovechar los aciertos y aprender de los errores. No nos han faltado
colaboradores y además hemos tenido suerte con el tiempo. El resultado ha sido,
seguramente, la jornada de bicicleta más completa y gratificante que podemos
disfrutar sin salir de Yecla.
Antes de empezar es obligado reconocer
públicamente a quienes que han colaborado para que todo saliera así de bien.
Gracias a los primeros y más importantes: los
ciclistas, que se han adaptado a todo lo que han encontrado en 152 km de
recorrido. Se han metido en todas las encerronas que les habíamos preparado sin
quejarse, y, para colmo, han terminado con una sonrisa de oreja a oreja.
Gracias, sin excepción, a todos los que habéis participado y a todos los que os
habéis quedado con las ganas de hacerlo porque sois la única razón de ser de
todo este esfuerzo.
Gracias a todo el personal de apoyo que nos
asistió en los avituallamientos.
Empezando por Paco Sánchez Ortuño (Saurín), que se
ocupó del almuerzo y se preocupó no solo de echar vino en la bota, sino también
de que no faltase café y coñac para los carajillos. Sin olvidarse de la alcuza
del aceite, con la que algunos suavizaron el bocadillo y otros aliviaron los
gruñidos de la cadena.
Seguimos con Miguel Arana y Carlos Conejero,
quienes se ofrecieron voluntarios para lo que fuese menester y se preocuparon
de que nadie saliese de las Casas de Palao sin comida y bebida suficientes para
llegar a Raspay.
Mención especial para las chicas. Que nos inundaron
con su amabilidad y sus cuidados a la hora de la comida en Raspay: Anto, Emi,
Esther, Noelia, María Luisa y Mónica. Creo que es imposible hacerlo mejor.
Sería injusto no mostrar también el reconocimiento
de todos Juanmi Muñoz González, que, a pesar de haber pasado otra noche en
blanco (o en Blanca, y no precisamente cerca de Abarán), estuvo todo el día de
un sitio a otro: cámara en ristre haciendo el gran reportaje fotográfico del
que hoy podemos presumir; trasladando las sobras de la Buitrera al Ardal, y del
Ardal a Raspay; llevando noticias a los de delante de lo que pasaba por detrás.
En una palabra: haciendo de traidor (y llevador) de todo lo que fuese menester.
No nos podemos olvidar de Jesús Verdú, concejal de
Medio Ambiente, entre otras cosas. Su intervención solucionó en cinco minutos
lo que no pudimos lograr en otros despachos y medió para que nos cediesen el
local social de Raspay y utilizarlo durante la comida. Eso sí es eficacia; la
misma que mostró Miguel, el Alcalde Pedáneo de Rapay, que se desvivió porque no
nos faltase de nada, sacando casi cuatrocientas sillas, si bien, con 113 km ya
recorridos, lo que nos cantaban los sobacos no eran precisamente villancicos.
Tampoco nos podemos olvidar de Alberto García
Cantero, quien no pudo participar por imposiciones del trabajo, pero que
colaboró desinteresadamente, sacando tiempo de donde no lo había, en el diseño
del cartel de la marcha y del maillot conmemorativo que pronto podremos lucir.
Gracias por último a la Junta Directiva del Club que
ha gestionado lo mejor que ha sabido el evento, y a los que colaboraron en los
preparativos del viernes, todos de aquí para allá, preparando y organizando los
víveres que nos repusieron las fuerzas para terminar.
Y una mención adicional a los tres
establecimientos que nos han suministrado de casi todo lo necesario para la
jornada: Autoservicio Lepanto, Frutas Hernández y La Cocina de la Abuela.
Hechas las presentaciones y las fotos de rigor
engranamos un piñón cómodo para llegar por la Vía Verde del Chicharra hasta el
límite municipal, frontera con Villena, verdadero punto de inicio de la ruta.
Tomando dirección norte cruzamos carretera de Villena y de Caudete pasando
antes por La Dividilla; y transcurrida la primera hora habríamos llegado a las
inmediaciones de la Casa de Doña Elena, consumiendo las primeras sendas del día
por los Altos de Caudete y la Rambla de Rovira. De camino, Paco, nuestro
presidente, rompe uno de los escasos radios de sus flamantes ruedas Crossmax y
se tienen que volver al pueblo. Me consta que sacó de la cama al mecánico que
le reparó la avería para poder retomar la ruta en Los Gavilanes.
Acabada la segunda hora habíamos subido por la
Casica Palabra, después de recorer las sendas del Cuchillo y la dividilla con
Caudete que cruza la Traviesa junto a la Casa de Los Aljibes. Las trampas de
grava suelta que empezaron a incomodar a más de uno.
Seguimos adentrándonos por los Rincones de la
Fuente del Pinar y nos clavamos, como no, en un bancal. ¿Se puede imaginar una
ruta de Los Liebres sin tramos de CB-BR(1)? Pues no. Así que ahí
estaba el primero del día. Y poco después, pasada la Casa Almendros, el
segundo. Y un poco más allá la senda que sube a los molinos de Tobarrillas en
la que todos nos ganamos el almuerzo que nos reservaba Paco Sánchez cerca de la
Casa del Requeté, al poco de pasar por Los Hitos.
Pasaba la cuarta hora y salía de la Rambla del
Morteruelo tras rodear el Arabí. Siguieron La Hoya Muñoz, Molineta de la Casa
Serrano, las Lomas de las Gateras, y Las Espernalas, paraje solitario y alejado
de todas partes que antecede al Pozancón, donde termina la tranquilidad y
llegan otra vez las cuestas que suben a lo alto de Los Gavilanes para cobrar,
de recompensa, acabada la quinta hora, la senda de bajada en la que por fin
parece que mis frenos se acomodan y dejan de chillar. Como voy solo, nadie me
estorba ni me aprieta, sabiendo que no me voy a perder: me sé la ruta de memoria
y mi Sportiva me avisa en cada cruce y desviación.
Llega el Cerro de los Condenados y su senda, la
carretera de Jumilla y Los Charquillos. Nos acercamos a la Umbría de la Pava y
por su senda consumo la sexta hora de bici. Bajo con cuidado entre Gavilanes y
me encuentro con Los Hombres de Paco y el mismo Paco (el presi, que rompió la
bici antes del amanecer).Saludo al vecindario en las Casas de Palao, donde Miguel y Carlos lo tienen todo a punto para de que no nos falte de nada. Y continúo en dirección al segmento más duro del día: el inicio de la subida al Carche y el Barranco del Saltador con el Collado de Justo, junto a la loma de las Gamellejas de aperitivo. Todo se superó mejor de lo esperado. Recordando el calor asfixiante que pasamos en el 2012, y con un firme recién reparado, el calvario del Carche fue menor de lo temido, pero que nadie se lleve a engaño: las cuestas no las han quitado.
Y así, tras pasar entre las Casas de Pisana y
bajar por las descarnadas pistas que llevan al Carche, llegamos, cumplida la
octava hora, a Raspay: el segundo momento más esperado del día (el que más lo fue,
sin duda la meta).
Gracias a Jesús, el concejal, y a Miguel, el
pedáneo, pudimos comer con las comodidades más elementales. Y algo tan sencillo
como un techo, unos aseos y unas sillas fueron un lujo en medio de nuestra dura
jornada de pedaleo que todos agradecimos sinceramente. Nada que ver con el
derrote del año anterior tirados por el suelo a la sombra de los soportales.
Unida a las bebidas frescas, la fruta y el café, la ensalada de pasta que nos
cocinó La Abuela Mari Carmen nos dio las fuerzas necesarias para seguir y
disfrutar en la parte final tanto o más como a primera hora de la mañana.
Me dio la novena hora faldeando la Sierra de
Salinas, tras pasar la senda del Barranco de los Estrechos. Aquí empieza un
tramo de unos 8 km de buena pista en el que se suceden subidas y bajadas suaves
en las que a poco fuerte que uno esté, se le crece el ego y la autoestima
viéndose subir como un cohete y bajar como un trineo. Sin embargo este sábado
la cosa fue distinta. Al llegar las subidas, mis castigadas piernas me pedían
calma. Y yo, por supuesto, se la daba. Además no podía dejar de olisquear el
aire como un sabueso y mirar de reojo a derecha e izquierda temeroso de que
algún jabalí me volviese a salir al encuentro. Por cederle el paso, más que
nada, ya que van todos sin seguro y andar luego rellenando el parte amistoso es
perder el tiempo y tontería.
Fue en este penúltimo tramo de la vuelta donde el
recorrido varió del año pasado. Para reducir los tramos de asfalto a lo
inevitable, la ruta se prolonga por la Sierra de Salinas hasta bien entrado en
el término de Villena. Buscando un collado en el Serratejo se sale por una
senda recién descubierta, grata sorpresa para la mayoría de los participantes.
Después enlazamos con el barranco de La Bronquina y allí terminé con la décima
hora.
Al final se sale a las Casas de la Argandoña,
recorriendo 600 metros de asfalto para entrar en el último tramo: Casa del
Cónsul, Magán y Las Cabezuelas. Aquí los calambres estuvieron a punto de poder
conmigo, pero me alié con un gavilán rezagado y nos animamos mutuamente hasta
coronar la última subida del día, que en cualquier otro momento no llega a ser
ni repecho, pero que por un momento me pareció un Tourmalet. Ya estaba hecho.
Tomé la Vía Verde en el sentido de vuelta. Vi por última vez como los Gavilanes
se volvían a distanciar de mí y en solitario, como en los últimos cien
kilómetros, transcurridas once horas y tres minutos desde que me puse en marcha
a las 6:09, llegué a la Estación de Autobuses. Allí estaban ya Los Hombres de
Paco, Las Jóvenes Promesas, y el equipo verde de Los Gavilanes. Gabi y Juanmi
Ortuño volvieron después ya duchados. Ellos juegan en otra división.
A intervalos regulares seguían llegando grupos; Medina y sus chicos, Los Músicos, por delante, los Hombres Mayores entre medias y al final del todo Las Autoridades
(bajo palio), que emplearon más de catorce horas en completar el recorrido,
pero ni los problemas físicos ni los mecánicos les hicieron abandonar.
Hay que reconocer que esta gente que monta en bici
es la caña del jamón. Llevando once, doce o catorce horas sobre la bici. Habiendo recorrido ciento
cincuenta y dos kilómetros, ascendidos dos mil quinientos setenta y tres metros
durante sesenta y dos kilómetros de cuestas, muchos por tramos de las diez
sendas recorridas. Habiendo pasado frío, calor, hambre y sed. Varios después de
sufrir averías, algunos con heridas en la piel por las caídas, la mayoría
arañados por la vegetación. Pero TODOS, sin excepción, con una sonrisa, con la
satisfacción en el rostro y el orgullo de haber superado un reto personal para
el que nos llevábamos preparando varias semanas o meses: empezar y terminar la
Vuelta al Término de Yecla en BTT.
Esta segunda edición de La Vuelta ha sido un
éxito: todo el mundo ha podido disfrutar de la ruta a su ritmo, con sus
compañeros, sin más preocupación que pedalear con cabeza conservando fuerzas
para el siguiente repecho. Para los escépticos, que sepan que el recorrido es mucho
más ameno, variado y divertido de lo que a primera vista, y por la denominación
de la marcha, pudiera parecer. Se recorren los parajes más emblemáticos del
término. No faltan los tramos de sendas, las pistas forestales y los rincones
casi inéditos. La dureza es la que cada uno está dispuesto a poner y soportar.
Los apoyos en los avituallamientos son sido ideales, difícilmente superables.
El día que nos ha salido no lo podíamos ni soñar, y no lo podemos garantizar
para otros años. Las caras de satisfacción y los comentarios hablan por sí
solos y yo no me sé callar.
Con la variación introducida en el recorrido de este
año se ha aumentado la dureza del final, tampoco tanto, pero se ha enriquecido
con unos parajes mucho más adecuados y atractivos para la bicicleta de montaña.
Pensábamos que era un acierto y así nos lo confirmó la mayoría. Podemos afirmar
que hemos hallado el recorrido “Oficial”.
Hay que destacar también que la Vuelta al Término
no es solo cosa de Los Liebres. Los compañeros de la Peña Los Gavilanes se han
sumado con entusiasmo. Los “Fuera-Pistas” han repetido la experiencia: debe ser
que no les disgustó. Hemos contado con participación internacional, con bikers
de Cieza, Ontur, Sax y otras tierras del extranjero. También nos habría gustado
contar con una representación del CCY y algún que otro carretero ortodoxo. Pero
todo se andará, y en sucesivas ediciones se terminará de consolidar este día
como la verdadera fiesta local de la bicicleta.
A seguir disfrutando…
Datos de la ruta:
8 comentarios :
Sois todos unos cracks, enhorabuena a todos, seguro que ya hay mas de uno pensando en la del año que viene, (Forte)
Menuda crónica te has currado, le pongo un ME GUSTA, en mayúsculas,solo un añadido te la has currado tanto como las hojas de calculo, preparativos de compras, logistica, controlando TODO para que todo estuviese perfecto, los demás solo seguir la batuta del director. Felicidades y gracias por un trabajo BIEN hecho Chir-liebre.
Felicidades a todos, y otra batallita para recordar.
Gracias a los/as que nos habéis facilitado los avituallamientos.
enhorabuena Juanra por la cronica!!! y gracias a todos los participantes tanto en organizacion como en la partipacion por hacer posibles ratos tan buenos, y en especial a los hombres de Paco por el compañerismo mostrado desde el primer minuto,CHAPO!!!
Verdaderamente es uno de los días auténticos de bicicleta. Y es que las cosas que se preparan con la ilusión y el esmero con las que se ha hecho esta actividad tienen estos resultados. Gracias a los colaboradores y organizadores. Ya tengo ganas de la del año que viene!
Fran.
Menuda crónica, menuda etapa, que gente tan sana, que colaboradores tan desinteresados y atentos, que dia,que de todo. En fin que fiesta......eso si el año próximo mas bocadillos de jamón y menos pastillas de magnesio. Algunos ya me entendéis.
Genial crónica de Chir-liebre!! Eres un crack en todos los sentidos. Enhorabuena a todos los participantes, organizadores y colaboradores por haber podido dar forma y culminar este gran día de compañerismo, ciclismo, amistad, solidaridad, esfuerzo, superación, etc. Desde luego que se pasa envidia de veros sufrir y disfrutar, y estamos ya desenado que llegue la tercera.
Que más decir: Excelente día, excelente ruta y excelente camaradería. Un largo y completo día de bicicleta por nuestras tierras, en estas épocas, todavía verdes. Todo perfecto: Recorrido y avituallamientos.
Eso si, he ido toda la ruta, ante la posible eventualidad de cruzar algún río, algo intranquilo por no llevar a mi lado a nuestro especialista en "aguas bravas". Para la próxima edición volveremos a hacer dos grupos, aunque esta vez con el mismo horario, aunque sea en dos "puntos de salida" distintos. He echado de menos pedalear junto a algunas liebres emplazadas en el segundo turno.
Si participan Pro, esos si, que salgan media hora más tarde.
Espectacular crónica Juan Ramón.
Felicitar a todos los que han hecho posible este magnífico día y a todos los participantes.
Martineitor
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