sábado, 28 de febrero de 2015

En lo más alto.

Interesante la ruta de hoy. No importa que se haya perdido la cuenta de las veces que hemos subido a La Capilla del Fraile, el punto más alto de la Sierra de Salinas, donde se encuentra el vértice geodésico. Que también es el lugar más elevado del término municipal de Yecla. Sí, es la verdad. El Carche está en Jumilla, aunque nos gustaría que no fuese así.

Alcanzar la cumbre supone, entre muchas más cosas, andar 500 metros hasta llegar a la cuerda de la Sierra. Después hay que disputar un mano a mano con el sendero más áspero y abrupto de los contornos. Pero merece la pena llegar arriba y divisar el mar.
Como merece la pena volver sobre nuestros pasos para seguir por la senda de los Siete Cotos terminando de nuevo en el barranco de Juan Gil.
Estando tan cerca ¿Quién se resiste a bajar por la senda del cortafuegos? Y para que la ruta sea digna de las Liebres, vuelta por el Collado de las Colmenas, en plena actividad, por lo que se desaconseja mientras no las trasladen.
Al final, 1200 metros de ascensión que han pesado en nuestras piernas, pero que nos han dejado cara de satisfacción.

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jueves, 26 de febrero de 2015

Y con Tobarrillas se acaba el horario de invierno.

Noche de viento la que nos ha salido este jueves para recorrer Tobarrillas, los Tres Pinos y el camino de Jódar. Un recorrido conocido y rápido que a las 11:22 habíamos completado.
Suerte el domingo a los que corren en Crevillente y el próximo martes, nos vemos a las  nueve y cuarto

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martes, 24 de febrero de 2015

Campaña de ropa Verano 2015.

Se van a encargar nuevas equipaciones del club. Éstas van a hacerse, tal y como viene siendo habitual, únicamente bajo pedido y previo pago. Por ello, y dado que el plazo de entrega de las mismas se estima del orden de unos dos meses, queremos hacer el pedido en la primera semana de Marzo.

Los patrocinadores serán los mismos de la última campaña. 

Las prendas que van a estar disponibles en el pedido son las siguientes:

- Culotte verano ÉLITE.
- Maillot (verano)
- Culotte pirata
- Maillot de entretiempo
- Culotte térmico de invierno
- Chaqueta térmica de invierno 
- Chaleco cortavientos
Tallas disponibles: S/ M / L / XL / XXL / 3XL
Para cada uno de los culottes existe la posibilidad de elegir entre tres badanas de diferente rendimiento.
-Manguitos térmicos.
-Rodilleras térmicas.
Tallas disponibles: S/ M / L / XL

- Culottes, badanas y maillots de manga corta para chico y chica.
-Equipaciones de verano para niños.


Próximamente recibiréis en vuestro correo electrónico el formulario de pedido con la lista de precios.

El diseño será igual que los últimos de esta temporada (invierno y verano) con los patrocinadores actualizados.



El pedido se hará por correo electrónico indicando el nº de prendas, las tallas y efectuando el pago a la cuenta del club.

¡Atención!: El pedido se hace una sola vez y solo de aquellas prendas encargadas y pagadas previamente (con fecha límite el martes 10 de marzo).
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sábado, 21 de febrero de 2015

A mal tiempo... buena ruta.

La mañana no podía empezar más incierta. Una fina lluvia nos empujaba a salir pedaleando desde Los Leones antes de que la cosa fuese a más. Por la vía de servicio el Sol recién aparecido asomaba donde acababan las nubes y alguien pronosticó que apenas se moviera el viento limpiaría la lluvia. Entrando en la Vía Verde cesó la lluvia y nos dirigimos definitivamente hacia la nuestro destino: la Sierra del Fraile.
Sin apenas esforzarnos y en menos de una hora y media estábamos cruzando bajo la autovía de Alicante agachando el lomo, unos más que otros, por el paso de una rambla lleno de salicornios.
Dejando a derecha una cantera, nos vamos arrimando al pie de la Sierra por caminos, cada vez más rotos y arenosos, hasta llegar a la casa del primo villenero (perdón, villenense) de Shrek, a quien no quisimos incordiar, por lo que nos metimos en la rambla que conecta por la derecha con las sendas del pie de la Sierra. El terreno húmedo y arenoso de la rambla no permite avanzar con facilidad, exigiendo fuerza y equilibrio, justo lo que perdieron, uno tras otro, los dos José Antonios del grupo, cayendo uno tras otro y el uno sobre el otro, sin más consecuencias que las risas que nos echamos a costa de tan cómica situación.

Y así, tras muchos kilómetros de acercamiento ya estábamos en la primera gran senda  del recorrido, que discurre por la falda del monte en dirección a Biar abriéndose paso entre atochas y coscojas; primero en suave subida y terminando con tramos en bajada técnicos y muy divertidos. Una gran roca estrechando la senda da un serio revolcón a Paco. La bici no sufrió ningún daño, gracias a Dios, y nuestro compañero terminaría la ruta sin quejarse de sus magulladuras. Y es que Las Liebres son, como todo el mundo sabe, duras, muy duras de pelar.
Cruzamos la carretera que sube a las antenas de Peñarrubia y una urbanización fantasma tras la que reaparece la senda que lleva a la zona de escalada. Esta termina por descabalgarnos a todos de la bici en sus metros finales, pero no importa porque al acabar se  nos abre delante la senda, ancha, rápida y divertida que nos acerca otros cuantos kilómetros a Biar. 
Termina la bajada por unos cientos de metros de asfalto y una pista a derecha nos devuelve de nuevo al monte, cuando llega la hora de almorzar en un coqueto chalet con unas estupendas vistas de Biar, su castillo y su sierra.
Reanudamos ruta por una exigente senda en subida, con un corto tramo central de pateo, y los siete magníficos alcanzamos la pista que recorre la Sierra. Tras un debate previo, decidimos cambiar la ruta tomando rumbo al collado, acortando unos kilómetros ante la perspectiva, más que cierta, de una vuelta con fuerte viento en contra. La subida es tendida y muy agradable,  con magníficas vistas al valle del Vinalopó. Una vez arriba, empieza el festival de bajada; primero por la pista, muy rápida. Luego llegaría la Senda de Guti, rápida, rota y técnica a la vez, terminada la cual nos reagrupamos antes de ir en busca de la kilométrica Rambla de la Torre, removida por la lluvia aunque tan fantástica como siempre, con tramos muy exigentes de grava, al límite de lo ciclable, y sendas encajonadas que esquivan los profundos regueros. Por cierto que José Antonio, el Diablo, volvió a darse un revolcón,  otra vez sin consecuencias, aunque yo de ser él, volvería a graduarme la vista. 
En Sax buscamos la fuente en la que reponer líquidos y nos dirigimos a buscar el último tramo de diversión del día: la Senda del Tubo, que acaba cerca de Santa Eulalia.
Ya en los últimos tramos de senda empezaba a hacer mella el viento, fuerte y de cara. Y al iniciar la definitiva vuelta, el grupo pacta hacerlo repartiéndonos el trabajo haciendo la rueda, cual carreteros expertos. Aun así, se produjo algún corte antes del agrupamiento final al abrigo de la Casa Lámpara. Incluso tramos que estamos acostumbrados a bajar a todo trapo, como el Puerto de la Harina, hoy han supuesto un duro esfuerzo contra el viento. 
Los últimos once kilómetros, contra un fuerte viento en contra, se han hecho interminables, pero con paciencia y esfuerzo todo llega, y antes de la una y media estábamos tomando asiento (y algo más) en El Pasito. Tras una fantástica ruta de 82 kilómetros de diversión y sufrimiento a los que el fuerte viento ha puesto un tinte épico.  
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viernes, 20 de febrero de 2015

Menudo voltio..

Eso decía una liebre del pelotón nocturno de la salida de esta noche, y es que hemos estrenado ruta con corta y pega de otras realizadas antaño, al final el resultado una vuelta por Tobarrillas divertida, completando el recorrido en 2:20 h., todavía se agarraban las ruedas por algunos pasos dando la sensación de ir pinchado, por lo demás poco viento y poco frío y aquí la foto para la historia..


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domingo, 15 de febrero de 2015

Sierra Espuña enamora.

Cada doce meses, nosotros, los más afortunados, cumplimos y engordamos otro año y otro par de kilos. También, más o menos cada año, Las Liebres hacen una incursión por Sierra Espuña; ya convertida en la versión murciana de La Meca, donde cualquier aficionado al MTB debe peregrinar al menos una vez al año para mantenerse en paz con si mismo y con el mundo.
Cada nueva edición supera la anterior. La supera en distancia. Las tres últimas han crecido de 62 a 68 y 71 km. Todas han llegado muy arriba, hasta 1445 m, acumulando ascensiones de 2100, 2200 y 2300 m. Y consecuencia de todo esto, sumado al efecto del paso de los años por algunos de nosotros, la hora de vuelta a los coches, se retrasa cada año otro poco más. Ya veremos si para la próxima edición habrá que echarse tres bocadillos y las linternas, por si se nos hace la hora de merendar y no hemos terminado.
Siendo el día de San Valentín (en el Corte Inglés), cuatro parejas de liebres (¿Qué pasa? ¿Acaso alguien se escandaliza porque los guardias civiles vayan de dos en dos?) tomamos rumbo a Alhama de Murcia para seguir al pie de la letra una ruta titulada "Sierra Espuña, mon amour", muy apropiada para el día, que publicó Ernest1959. Ha sido de las pocas veces que hemos tomado una ruta "tal cual", sin necesidad de hacerle mejoras, y bien podemos afirmar que al recorrido no le falta ni le sobra nada. Enhorabuena al autor.
Nada más llegar al punto de partida nos sorprende, gratamente, que el descampado donde dejábamos los coches es ahora un aparcamiento bien arreglado y organizado. También hemos podido apreciar que la señalización del laberinto de sendas y pistas de la sierra se ha mejorado con la creación de la Espuña Bike, un recorrido de varios días que circunvala toda la Sierra. Sea la causa o la consecuencia de todo esto, nos ha sorprendido la numerosa presencia de deportistas practicando sus aficiones en le medio natural sin que nadie les incordie. Nos hemos cruzado con otros ciclistas, agrupados y en solitario, desde bicis con horquillas de doble pletina o rígidas. Corredores de montaña que no resultaban fáciles de alcanzar y senderistas que nos miraban recelosos al pasar. Y en el Collado Mangueta, mucha gente que había subido en coche a jugar con la nieve. Las comparaciones son odiosas, pero mientras un grupo de Liebres disfrutábamos recorriendo las entrañas de un Parque Natural, otro se tenía que conformar con bordear los caminos del Monte Arabí sin quitarse el pasamontañas por temor a las denuncias. Es la diferencia entre los gestores que miran al futuro y los que solo se examinan el ombligo.
La ruta empieza cruzando y siguiendo el Trasvase Tajo-Segura por la orilla derecha 1,2 km hasta el inicio de la primera senda: la archifamosa senda de las Mil Curvas, obligada hacerla para empezar o para terminar cualquier ruta por esta Sierra.
Merece mención el origen de la profusa red de senderos de Sierra Espuña, con los que están emparentados también los de la Sierra de Ricote. A finales del S. XIX se aborda un plan de repoblación de la Cuenca del Segura como plan de lucha contra las avenidas del río, que se repetían con fatales consecuencias. Esos trabajos de reforestación nos han dejado en herencia esa extraordinaria red de senderos, hábilmente trazados, siempre buscando unas pendientes moderadas y continuas que permitiesen a las mulas subir cargadas con materiales y pertrechos. Una reliquia de la ingeniería que hoy es un valiosísimo patrimonio del que los ciclistas amantes de las sendas sacamos el máximo partido cada vez que lo visitamos.
Precisamente porque apreciamos su valor, nos entristece comprobar que no todo el que recorre los senderos los respeta. Y en el de las mil curvas son ya demasiado abundantes los atajos que cortan el talud por la línea de máxima pendiente provocando la erosión y el deterioro del terreno. Senderista o ciclista, salirse de las sendas, además de estar prohibido, perjudica al monte y a quienes los recorremos de forma respetuosa.
Tras los seis kilómetros y medio de interminable zigzagueo por las mil curvas, se alcanzada la pista de Fuente Alta. Descendemos por ella unos metros para tomar una senda, ahora gran parte en bajada, que nos devuelve al mismo camino, casi doscientos metros más abajo. Para volver a ganar la altura, ahora por dura pista, que nos hace añorar a los sabios muleros que trazaron las sendas con más tino que los ingenieros con toda su ciencia.
A la altura del Campix encontramos otra senda, breve y empinada, que es la única opción que ha quedado para alcanzar la pista del GR-252, pues los otros caminos están vallados. Toca empujar la bici unos metros, pero ya sabíamos a lo que íbamos.
Recorremos un trecho del GR-252 y lo dejamos encontrando un sitio para almorzar en el collado Moreno de Campix, que ya se nos ha hecho la hora.
Tras la pausa, terminamos de salir del collado y se acaba el camino. Bien, pues el esfuerzo para ganar de nuevo altura se ve otra vez recompensado con otra senda espectacular en la que no faltan las curvas cerradas en zig zag hasta llegar al Collado de las Chaparras, terminando el descenso por el Camino de los Algarrobos, paralelo a la Rambla de los Arcos. Con final en la Casa Forestal de Mortí.
Hemos llegado al km 31 y descendido a 440 metros. En este preciso empieza el plato más duro de digerir de la jornada. Nos esperan 20 kilómetros de ascensión hasta el Collado de la Poza del Pino Blanco, situado a 1445 metros de altura. La cuenta se saca fácil: eso que llaman un kilómetro vertical.
El primer tramo se desarrolla por una senda. Otra subida espectacular que remonta la ladera en dirección oeste, dibujando uno a uno y con paciencia todos los barrancos de la sierra hasta llegar a la Casa del Peñón. Allí el camino da un breve respiro y la pista amplia y bien compactada se sube con facilidad hasta llegar a la senda que sube a la Casa Forestal de las Alquerías. Paralela al Barranco de Ballesteros, mantiene un trazado rectilíneo y una pendiente uniforme. Apoyada en una calzada de mampostería que acentúa su elemental geometría,  se percibe como un kilómetro interminable. Hasta que el bullicio al llegar al área de recreo te despierta de la somnolencia que el cansancio y la monotonía de la senda provocan.
Tras una breve pausa para reponer líquidos, volvemos a la subida. De nuevo toca hacerla por senda. Esta vez un trazado muy roto y erosionado por el rincón de las Alquerías que hace mella en nuestras cansadas piernas. Al menos en la mías y las de mis acompañantes. Por delante, se ven, a buen seguro, las cosas de otra manera. Nosotros respiramos otro poco al superar los 1050 metros y acercarnos al Collado del Pilón, don se se toma, junto a la carretera que baja del Collado Bermejo, la pista que lleva a la Casa Forestal de la Carrasca en otro tramo llevadero, incluso siendo el km 45 de la ruta.
En la misma casa se inicia un duro camino que tras cruzar en el Camino del Pinillo, termina por llevarnos, no sin grandes esfuerzos, al final de nuestra ascensión.
Alcanzando la altitud de 1300 m, hizo su aparición la nieve. Ya pudimos verla desde la autovía y ahora pisarla en algún rincón sombrío con la rueda, como que te hace ilusión. Según se asciende, las manchas de nieve terminan por ocupar todo el camino y ahora es necesario cruzarlas por obligación.
Y no hizo falta mucho para que entre la nieve y la pendiente fuese imposible progresar. Y otra vez me vi con la bici del ramal caminando por la nieve, como aquella vez hace ya 18 años con Pepe del Ramo volviendo a Riópar desde el Pino del Toril por el Manojal. Ante la imposibilidad de mantenerme sobre la bici en el terreno casi helado y sufriendo las embestidas del perro ese que nos muerde en las piernas cuando menos lo esperamos, tocó hacer a pie los dos últimos kilómetros hasta el Collado Mangueta, al que llegamos a una hora indecente. Dimos cuenta del segundo bocadillo y celebramos haber superado la enorme dificultad de la ascensión.
Nos mezclamos entre los numerosos excursionistas que habían subido a pisar la nieve y emprendimos la bajada por el Barranco del Gallego y las dos mil curvas. Interminable sucesión de cerradísimas curvas, algunas que no sabes por dónde poderlas tomar.
Salimos a la carretera apenas doscientos metros y volvemos al mismo barranco, ahora en un tramo de senda más salvaje, llena de raíces y escalones, que también se echaban en falta con tanta calzada domesticada.
Remontamos por asfalto hasta el collado de los Siete Hermanos para seguir ahora una senda paralela al Río Espuña que enlazamos con un brusco giro a derecha buscando las Casa Forestales Huerta Espuña y la Centro de Visitantes Ricardo Codorniú. Cerrado ya a la hora que pasamos.
Tomamos agua (no potable) en la Fuente de Rubielos, donde se sentó una vez el mismísimo Ramón y Cajal,  y emprendimos la vuelta por más sendas que nos devolvieron al río.
Seguimos descendiendo, a tramos por caminos, a tramos por sendas, hasta las inmediaciones de Fuente Bermeja. aquí abandonaremos el cauce del Río Espuña, para lo que tendremos que remontar las últimas cuestas del día, que superamos más por las ganas de llegar al final que por las nulas fuerzas de nuestras vacías piernas. Aunque cada uno tiene su forma particular de padecer estos finales.
Descendemos otra magnífica senda hasta cruzar la carretera principal de la Sierra por última vez para tomar la trialera conocida como "la rompebicis", colofón y despedida de una ruta espectacular.
Y pasadas las cinco y media de la tarde, recorrimos el último kilómetro como lo empezamos: rodando plácidamente junto al canal del Trasvase Tajo-Segura, como si nada hubiera pasado.
La ruta es dura. Muy dura, pero enormemente gratificante y que siempre te deja con ganas de volver. ¿Cuantos kilómetros y cuanta dureza nos aguardan para la próxima edición? El tiempo pronto nos lo dirá.

TODAS LAS FOTOS DE ANDRÉS Y FRAN, AQUÍ:


TRACK DE LA RUTA:
Resumen de la ruta:
Distancia total:  71 km
Ascensión acumulada: 2300 m.
Altura máxima: 1445 m.
Dificultad física: muy alta.
Dificultad técnica: alta.
Distribución del recorrido: 60% senderos, 35% pistas y caminos, 5% asfalto.

ROADBOOK PARA DISPOSITIVOS TWO NAV DE ESTA RUTA:

IBP INDEX: 148. (Corresponde a mi track con mis tiempos. El trío de cabeza lo hizo mucho mejor).
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jueves, 12 de febrero de 2015

Una nocturna para 2..

Y con un menú que ha sido, sin aire, sin agua y sin frio, solo algunos tramos de caminos un poco pesados, por lo demás una ruta en una noche oscura y en buena compañía.



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Escuela de Ciclismo del CCY

Vídeo promocional de la Escuela de Ciclismo del Club Ciclista Yecla.

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martes, 10 de febrero de 2015

Fotos de Montealegre

Algunas fotos del pasado sábado. El local no se ve bien, pero os aseguro que es un rincón de lo más coqueto para una escapada romántica de viernes. Lástima que no queden plazas libres para San Valentín.

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lunes, 9 de febrero de 2015

Convocatoria de salida SIERRA ESPUÑA


El próximo sábado 14/02/15, saliendo desde la Avenida de Córdoba, nos vamos otra vez a Sierra Espuña.
La ruta esta vez se la tomamos prestada al usuario de Wikiloc Ernest1959 y reproducimos a continuación la descripción que hace el autor de la misma:

"Esta ruta tiene en más de sus tres cuartas partes recorrido íntegro por sendas. Quedando solo el rodar por pistas (que no están abiertas al tráfico de coches) un 15% del recorrido.
Partiendo del Trasvase,se rueda por sendas muy conocidas: Las 1000 curvas, La Senda de Las Minas, la senda que sube al áera recreativa de las Aluqerías, la pista que bordea toda la cara Oeste-Norte del Morrón, y una vez llegados a los Pozos de La Nieve, se baja por el "Chikipark", Las 2000 curvas, "La empuja trenes", la senda que conduce desde el Collado del Perdigón hasta La Senda de los 7 Hermanos, de ahí, pasando por el Centro de interpretación Ricardo Cordomiu, se baja por la senda que conduce a Fuente Bermeja, Senda del Agua y se llega de nuevo al Trasvase por la bajada "la rompebicis".

Desde los pozos de la nieve hasta el trasvase son casi 20 kms de bajada, con algunos tramos de ascenso aislados. Sólo hay un pequeño "empujing" para enlazar la pista del invernadero forestal del Campix, pero es muy corto y es una senda que se hace más de mitad montado en la bici."

Sierra Espuña es infinita para recorrerla en bici. En esta ocasión nos centraremos en las sendas de la ladera sur, subiendo después a los pozos de nieve. La ruta se califica "de dos bocadillos". Eso significa que nos la tomaremos sin prisa, disfrutando del entorno que es soberbio y espectacular. Invertiremos cerca de siete horas en completarla y además de la parada para el almuerzo, será imprescindible otra para la comida. La hora de finalización estará en torno a las cuatro de la tarde.
El recorrido total son 72 km, con 2.200 metros de desnivel por un terreno de senderos en los que se hace lento progresar. Una ruta dura, pero que bien llevada será sin duda una experiencia inolvidable, como siempre lo es Sierra Espuña.

La salida, a las 7:10 h. y a buen seguro tendremos unas condiciones meteorológicas, más cálidas y con menos viento, mejores de la que habitualmente sufrimos por nuestras latitudes en estas fechas.


Quienes estéis interesados, dejad un comentario en la entrada, por favor, indicando la disponibilidad de vehículo con plazas y bicis.
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viernes, 6 de febrero de 2015

Almuerzo en Montealegre

Se recuerda a todo el mundo que la ruta prevista para mañana sábado a Montealegre incluye el almuerzo en la ermita de la Consolación, que se tendrá que pagar cada uno.
A la vez, se ruega puntualidad en la salida para que no se haga demasiado tarde para la vuelta.
El trayecto de ida incluye la rambla desde el Pulpillo a las Casas de Almansa, pudiendo quien lo desee tomar la ruta alternativa por los Hitos para reagruparse frente a las Casas de Almansa.

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RUTA ABORTADA

Solo dos locos hemos acudido a la cita pese a la mala no malisima noche de frio y aire, y con pocas ganas hemos decidido por mayoria no hacer la ruta prevista,  nos hemos subido hacia el cuchillo y los pozos, con un fortisimo aire y muy baja temperatura , dandonos la vuelta al poco tiempo, otro dia mas.


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martes, 3 de febrero de 2015

Menos aire del esperado

Cuatro liebres nos hemos dado cita en la salida de este martes, para completar la nocturna que llega hasta Las Atalayas, continúa hasta Las Gateras y terminar en el pueblo con 42 kilómetros que se han completado en poco más de dos horas. El bocado lo hemos tomado en casa Chispos (foto).


Una salida rápida en la que nos hemos librado del aire de estos días, con una temperatura muy llevadera. Sólo ha sobrado algo de barro en algunos tramos.
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domingo, 1 de febrero de 2015

Gran cena y mejor espectáculo.

Es evidente que Las Liebres no están hechas para el baile. Tampoco, verdad sea dicha, lo están para el cante. Sin embargo, anoche pudimos comprobar, en el guateque organizado tras la Gran Cena del Club, que la vergüenza era verde, y se la comió un burro. Porque de otro modo se explica que lo que más se echase anoche en falta fuesen micrófonos, más micrófonos. Uno para cada uno de los treinta y un asistentes que nos disputábamos con furia, aunque sin llegar a las manos, los dos existentes.

Pocos minutos pasaban de las nueve y media y la mayoría ya habíamos llegado a la cita despeinados por el otro protagonista del día: el viento. La mesa perfectamente ordenada y todos sentados, con una sola ausencia entre los anunciados por cosas de la edad, de esa edad de criar a los hijos que nos deshacen a veces los planes sin ellos saberlo ni quererlo.
Hubo otras ausencias notables por obligaciones, compromisos y otras cuestiones pasajeras. Sabed que se os echó en falta. Otra vez será.

El menú, del agrado general, se fue desgranando plato a plato a lo largo de la noche. En esta ocasión nadie se quedó con hambre. Ese día la lluvia y el viento obligaron a suspender la salida en bici. Las Liebres, ociosas y aburridas, todo el día pendientes del WhatsApp,  estuvieron desganadas, dejándose algún plato por terminar.
Terminados los cafés se pasó el cepillo y se hizo caja para liquidar la cuenta. Esta vez ni faltó ni sobró. Y mientras servían los chupitos, el disc jokey empezó a actuar.

Nada más empezar la música, el público no se hizo de rogar y la representación de la sección femenina del Club, Liebres-Monster Bike, se arrancó con la chica yeyé a modo de obertura. Pronto otros fuimos tomando del relevo, solistas y a dúo. Por parejas y a coro. Y según avanzaba la noche, más y más liebres se disputaban el micro No faltaron aficionados y accionadas al cante que con peor o nula fortuna fuimos destrozando el interminable repertorio en el que no faltó el pop, el heavy ni la canción melódica. Y por supuesto se entonó de nuevo, y en el momento álgido de emoción, el himno, nuestro himno, robado a Nino Bravo, y que en nuestras gargantas, hoy afónicas, adquirió una nueva dimensión. Pero lo que más abundó fue, sin lugar a dudas, el buen ambiente y la diversión: entonar no entonamos, pero hay que ver cuanto nos reímos.
Hasta que llegó la hora fatídica, nos encendieron las luces y nos quitaron los micros. Y dimos por finalizada una velada que tardaremos en olvidar.
Muchas gracias a todos los asistentes, y a los que os quedasteis con las ganas de venir deciros que os esperamos en la próxima. Y a las que no vinisteis porque vuestros hombres no os avisaron a tiempo, mamdadnos vuestra dirección de correo que ya nos encargaremos nosotros de que eso no vuelva a pasar.

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