viernes, 23 de junio de 2017

Pocas Liebres, muchos conejos.

Antaño, no era raro que algún conejo sucumbiese bajo las ruedas del nutrido pelotón de Liebres bajando en tropel por el camino de la Hoya Hermosa. Esta noche hemos sido nosotros, el irreductible núcleo duro nocturno, quienes hemos pasado nuestros apuros a la altura del Pupilo, donde casi nos arrolla una horda de conejos, muchos con aspecto de mercenarios, pues, siendo el día más largo del año, las últimas luces nos permitían prescindir de las linternas todavía, y se les veía salir de todos los rincones, cual madridistas celebrando la champions. A saber : igual había tantos conejos como siempre, pero se les veía como nunca. Lo que si es seguro es que Liebres eramos nada más que tres.

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