Que el Club debía juntarse una noche a cenar, los
socios, las socias, solos o con pareja, venía siendo la propuesta más repetida
por todos desde ya hace años. Una reivindicación en la que todos coincidíamos y
para la que nunca se encontraba el momento.
A resultas del almuerzo navideño en el
Hostal Avenida, coincidimos todos los presentes en que sería un buen sitio, por
la ubicación y el trato recibido, para saldar, de una vez por todas, esa deuda
pendiente que arrastrábamos desde tiempo inmemorial con las chicas. Esas que
siempre están a nuestro lado animando en las carreras, repartiendo comida y
bebida en los avituallamientos de la Vuelta, o simplemente aguantando que
siempre hablemos de lo mismo (de bicis), que todo el tiempo libre lo dediquemos
a lo mismo (a montar en bici), que lo único que somos capaces de limpiar de
cuando en cuando sea eso que estáis pensando (la bici), que los fines de semana
nos acostemos temprano porque al día siguiente tenemos que madrugar (para salir
en bici).
La agenda del Club está siempre muy apretada. La
lista llega ya a 83 Liebres; a pesar de haber tenido siete bajas este año. Era imposible,
ni a mano ni a máquina, encontrar la fecha que le cuadrase a todo el mundo. Hay
que casar carreras en Murcia, Albacete y Alicante; salidas por Yecla, por fuera
del extranjero, y hasta fuera de España, a pie o en bici; fiestas religiosas y
paganas, vacaciones con paga o sin paga extra, la cuesta de enero, la de
febrero y la de todos los meses; los compromisos y las invitaciones de los
amigos (a las que siempre apetece acudir)…y todo lo que se nos olvida, que es
más. Al final, en un par denocturnas se concretó el evento. Un día que no hubiese
carrera, pasada la cuesta de enero y antes de Semana Santa: el 1 de febrero. Y
así se hizo.
Por circunstancias, la convocatoria fue muy
precipitada. Pero estoy convencido de que habiéndola preparado con un mes, la
lista no se habría llenado tampoco hasta el último día. Las Liebres somos así. Al
final 23 socios con sus acompañantes llenamos las dos mesas que nos preparó
Roberto. Dimos cuenta de un menú muy asequible que, en el fondo, era lo que menos importaba. Todo muy bueno. Tanto que muchos habríamos repetido sin dudarlo si nos
lo hubieran propuesto. Es una de las diferencias fundamentales entre comer en
casa de tu madre (o de tu suegra) y hacerlo fuera de casa: que te atiborras de
comida aunque no quieras. Pero lo importante era compartir un rato vestidos de
paisano y nunca a una buena comida hay que darle una mala vuelta. Y doy fe de
que así fue.
De todos es sabido, pues no se puede disimular,
que los Liebres Fashion-Bikers destacamos por nuestro distinguido porte y
figura sobre la bicicleta, que complementa y realza al máximo la ropa que
Alberto&Luchino nos diseñan cada temporada bajo la marca Gobik. En cuántas
ocasiones nos aplauden al pasar solo por el goce de la vista al contemplar la
marcha del lebruno pelotón. Lo que nunca hasta ahora, porque no hubo la
ocasión, se había podido demostrar, es que si los liebres somos guapos, nuestra
mujeres lo son mucho más. Y no hay más que ver las fotos para comprobar que no
exagero. Y de paso se demuestra que montar en bici beneficia la salud y el
bienestar de toda la familia, incluso si es el padre el único que lo hace.
Acabada la cena Fran nos obsequió a todos con una presentación de fotos de todas las salidas documentadas del Club durante el año pasado. Vistas así una tras otra se da uno cuenta de la cantidad de lugares y kilómetros que recorremos. Pudimos recordar momentos destacados como la Vuelta al Término, la ruta de verano, la Transalpina o las dos nevadas que hubo. Sin olvidar a mi amigo el jabalí ni la operación rescate protagonizada por Pepe Sánchez cuando cruzamos el Segura.
Acabada la cena Fran nos obsequió a todos con una presentación de fotos de todas las salidas documentadas del Club durante el año pasado. Vistas así una tras otra se da uno cuenta de la cantidad de lugares y kilómetros que recorremos. Pudimos recordar momentos destacados como la Vuelta al Término, la ruta de verano, la Transalpina o las dos nevadas que hubo. Sin olvidar a mi amigo el jabalí ni la operación rescate protagonizada por Pepe Sánchez cuando cruzamos el Segura.
Si la cena fue amena, el baile que le siguió marcará un antes y un después. En honor a la verdad, la danza no es lo nuestro. Nos falta estilo y soltura. Habría que practicar más. Pero ya se sabe que el sábado y el domingo hay que entrenar y eso no casa bien con trasnochar. Sin embargo cantar es otra cosa. Lo hacemos peor o igual de mal, pero al estar de espaldas al público, es como si nos dejara de importar. Había que romper el hielo y me agarré al micro con una de Siniestro Total. Pepe del Ramo, que se pinta solo para encaminar al grupo (de más joven fue pastor, y no de almas), consiguió arrastrarnos a los demás que terminamos disputándonos el único micro disponible para intentar cantar o tararear las letras que se desplazaban por el karaoke. Irrepetible el dúo Pimpinela de Isa y Juanmi. Se debería programar como fijo en el calendario anual de actividades. Y qué decir del magnífico himno del Club, compuesto por Pablo Herrero y José Luis Armenteros. Como Nino Bravo no pudo interpretarlo en esta ocasión, por motivos obvios, sus acordes salieron a coro de nuestras gargantas para decir al mundo “Liebre, como el Sol cuando amanece, yo soy Liebre, como mar. Liebre, como el ave que escapó de su prisión y puede al fin volar. Liebre, como el viento que recoge mi lamento y mi pesar, camino sin cesar detrás de la verdad y sabré lo que es al fin la liebrertad”. Se me saltan las lágrimas al recordar el momento.
Mención aparte merece también el repertorio internacional con que nos deleitaron Javi y Juanmi, que nos dejaron a todos mudos con su actuación.
Y así, entre bailes, canciones, risas y algún que
otro isostar, se nos pasó la noche. Sin darnos cuenta nos habíamos quedado solos y
serían las tres o más cuando decidimos terminar. Hubo quien siguió de marcha en
algún otro antro de la ciudad. No siempre se pilla a los abuelos tan bien dispuestos
y una ocasión así no se puede desaprovechar.
En nombre del Club y su directiva quiero
agradeceros a todos la buena acogida que tuvo la iniciativa de la cena. Y me
atrevo a vaticinar que no será la última. Así que quienes pudisteis asistir repetiréis
y los que os quedasteis con las ganas haréis lo que sea para que la próxima vez
nadie os lo tenga que contar.
Gracias a Roberto y a todo su personal del
Avenida, (incluido Chinchi, que al final hizo horas extra). Nos atendieron de
maravilla y nadie pasó sed. También a DannyDJ que amenizó la noche. Y nosotros prometemos que la próxima vez se organizará todo con mucha
más antelación. Así de paso dará tiempo a que los pollos para el asado engorden un poco más.
3 comentarios :
Bueno, ya que no rompí el hielo con el karaoke, a ver si consigo hacerlo con los comentarios.
Tienes razón, Juan Ramón. Resulta MUCHO más agradable ver a las liebres féminas que a sus parejas (basta con mirar las respectivas fotos) y no creo que se deba al barro, al polvo o al sudor que tan frecuentemente nos acompañan en las rutas.
Ahora, me temo que, de momento y hasta que las chicas no se animen, tendremos que seguir viéndonos las caras (y a veces no solo las caras) la sección masculina.
Lástima no haber podido quedarme después de la cena (cuestiones de agenda) y haberme perdido esos dúos y tríos (musicales se entiende). A la próxima será....
Pedazo de salida nocturna que realizamos el sábado pasado. Cierto que es era esperado el evento y la verdad que no defraudó para nada.
Una vez más, (...y cuantas irán) agradecer enormemente la labor desinteresada, entusiasta, solidaria y brillante de nuestro Secretario Juan Ramón Chir-liebre por la organización del evento, por las trabas solventadas, por el esfuerzo realizado, tanto para crearlo como para contarlo, así como para romper el hielo con una interpretación de Siniestro Total y desatar la tormenta de risas y gallos varios que nos marcamos después con el karaoke. Que grande eres!!
Sinceramente espero que se vuelva a repetir un acto como este aunque sea una vez al año y que, si puede ser, acudamos aun más socios y socias.
Como dirían los Beatles, "que noche la de aquel día",sencillamente genial. Lo de menos la cantidad de las opiperas aves, lo de mas la calidad de los comensales (especialmente las chicas). La próxima quedada mixta en Ontur. Allí las ensaladas manchegas no suelen defraudar a nadie, ni tan siquiera a nuestro inseparable amigo el señor colesterol.
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