Si a las incertidumbres que despertaba la acogida lebruna de la primera salida de turismo btt del año, le sumamos que el tiempo ha estado inestable durante la última semana y que, según parece, el pelotón de liebres no hace uso (o teme hacer uso) de sus bono-bicis familiares hasta el último momento, nadie hubiese apostado a que el viernes por la tarde el recién creado grupo de whatsapp "liebres viajeras" estaría tan caliente, mensaje va-mensaje viene (y está vez si que han sido literalmente mensajes y no otro tipo de imágenes), ultimando los detalles del transporte. Al final, siete liebres nos hemos dado cita en esta magnífica ruta en la que, pese a las reiteradas dudas del género femenino, hemos sido capaces de hacer bastantes cosas a la vez. A saber, pedalear y hacer deporte, disfrutar de los paisajes y de la compañía, recrear la vista con la contemplación del mar, las playas y los acantilados de una parte del recorrido y el olfato y la mente con la brisa marina, relajarnos y, pese al inconveniente de poder quedar el último, buscar encuadres y hacer fotografías.Y es que esta ruta, no especialmente dura ni física ni técnicamente, permite todo ello en el incomparable marco de un singular enclave de la costa murciana.
A las 9:15 h comenzamos a pedalear junto al paseo marítimo y las playas de La Azohía e Isla Plana para iniciar el primer bucle de la ruta. Este nos aleja de la costa y nos conduce al interior por los caminos y cauces de dos ramblas; y es que, aunque ya sabíamos que el plato fuerte del día era Cabo Tiñoso, de alguna forma había que alargar el recorrido para poder quedar convencidos, al menos mentalmente, de haber quemado las suficientes calorías del obligado arroz y cervezas del final de ruta. La ocasión y el desplazamiento lo merecían.
Algarrobos, higueras, palmitos y chumberas salpican esta primera parte de la ruta que discurre por un característico paisaje de clima mediterráneo árido. Interés etnográfico aparte merecen los cultivos, casas de labor y algunos ejemplos de lo que Juan Ramón ha dado en llamar chabolismo rural.
Poco a poco vamos ganando altura, hasta que finalmente aumenta la pendiente, superamos los últimos repechos y ganamos las máximas cotas de este tramo. Poco después llegamos a una planicie, atalaya privilegiada, desde la que contemplamos los farallones rocosos de Peñas Blancas.
Un rápido, pronunciado, divertido y, a ratos, técnico descenso nos conduce a un amplio camino que discurre por el lecho de la rambla del Cañar.
Volvemos nuevamente a La Azohía y aprovechamos para reservar mesa y comida. Ahora si, iniciamos el segundo bucle del recorrido, nos desviamos por el cauce de una rambla y, resguardados del viento, paramos a comer algo.
Llegamos a Campillo de Adentro, tomamos la carretera de acceso a Cabo Tiñoso y poco después comenzamos a disfrutar de excelentes vistas de la bahía de Cartagena.
A unos 2,8 km nos desviamos por un camino empedrado que desciende hacia el mar.
Dejamos a nuestra izquierda la cala del Bolete y continuamos por un agradable y cómodo sendero junto a las calas del Pozo de la Avispa y Salitrona.
El paisaje y el mar en calma invitan a relajar la marcha y ralentizar el pedaleo.
Después de cala Salitrona el sendero comienza a ganar altura, con trazado zigzagueante, hasta llegar a los restos de unas antiguas fortificaciones militares.
Descendemos ligeramente por una pista hasta la Batería de Jorel.
Retrocedemos sobre nuestras rodadas y nos acercamos a la Batería de Castillitos. Dos enormes cañones, gemelos de los ya conocidos de nuestra anterior salida al Monte de Las Cenizas, acompañan a este singular conjunto arquitectónico militar, declarado Bien de Interés Cultural.
A falta de morena... una liebre funambulista ameniza la velada
Momentos de fotos, relax y risas, en el que la única liebre del pelotón que ha hecho el servicio militar nos cuenta alguna de sus batallitas.
El tiempo pasa y debemos de retomar la marcha. Continuamos por la carretera, en suave ascenso, hasta desviarnos por una pista que da acceso a unas antenas de telecomunicación. Poco antes de acometer el último repecho dejamos la pista y tomamos un sendero.
Excelente y técnico sendero, digno broche final a esta ruta, que desciende hasta La Azohía y que tiene ciertos tramos puntuales, especialmente al inicio y final del mismo, no ciclables (o esencialmente endureros). En cualquier caso, ha sido todo un acierto, aunque, eso si, obliga a ir constantemente atento a posibles obstáculos ocultos por la vegetación y a algunos tramos de pendiente especialmente pronunciada.
Terminamos la jornada, como no podía ser de otra manera, reponiendo líquidos y energía con varias jarras de cerveza y un arroz a banda, regado, en última instancia, por caldos de nuestro altiplano.
En resumen, y sin ninguna duda, una imprescindible ruta de turismo btt de la geografía murciana. Muy recomendable.
Track: Aquí.En resumen, y sin ninguna duda, una imprescindible ruta de turismo btt de la geografía murciana. Muy recomendable.
Datos prácticos:
Distancia: 50 km
Desnivel acumulado: 1.180 m
Tiempo en movimiento: 03:50 h.
IBP: 80.
Observaciones: Tramos puntuales a pie, especialmente al principio y final de la última senda (técnica) de descenso a La Azohía.
1 comentario :
Una ruta muy especial. Debe ser la atracción que ejerce el mar sobre los de secano como nosotros. El caso es que pedalear tan cerca del mar ha sido una grata experiencia que repetiré más a menudo. Si la recompensa final es un arroz junto al mar,seguirá mereciendo la pena el punto de sufrimiento extra que supone intentar seguir el ritmo de ese selecto grupo de "Liebres Viajeras".
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