viernes, 24 de enero de 2014

Alumbrando la noche.

Anoche 8 liebres nos dimos cita en el lugar acostumbrado.
La etapa prevista es posiblemente una de las más exigentes del calendario nocturno con más de 500 metros de desnivel acumulado, lo que  casi se agradece en una noche tan fría como la que nos salió.
Pero, tal y como todos saben, las liebres del altiplano no temen al frío siberiano.  Y uno tras otro fuimos superando los sucesivos esfuerzos que la ruta nos reservaba.  La Cuesta de la Magdalena, la del Pocico Lisón, la rambla de la Capellanía, más larga y suelta que otras veces,  la senda de los Condenados y la vuelta de los bujes y por la Flor.
Fran se quedó a oscuras en mitad de la helada, pero no fue ningún problema: entre el foco nuevo de Diego y las velas de todos los presentes, alumbrábamos de sobra el camino de vuelta.
Pese a los sucesivos calentones, al final llegamos con los pies helados al pueblo. Pero visto el frío que hace esta mañana me atrevo a  afirmar que la de anoche fue una cómoda y cálida etapa nocturna.

1 comentario :

Anónimo dijo...

Anoche no pude salir, que conste que no fue por el desnivel, ni el frío, cuestión de agenda, pues como dice Chir-liebre las liebres del altiplano no temen el frío, así se ven en las caras de la foto, caras de satisfacción de disfrutar de nuestras salidas nocturnas. Liebre Manu.