domingo, 8 de diciembre de 2013

Nuestras rutas y sus variantes



El pasado viernes, festivo por el día de la constitución, las liebres de Yecla nos juntamos para celebrar el día como a nosotros nos gusta celebrarlo todo (gachasmigas aparte), es decir saliendo a montar en bicicleta por nuestros parajes.

Eran poco más de las 8 cuando partimos dirección al camino de la Fuente-Álamo. En la concentración de salida pudimos ver que el frío mañanero había sido incapaz esta vez, de congelar el agua de la fuente de los leones, pese a estar algún que otro grado bajo cero. Pudimos ver también por fin los nuevos diseños de la nueva equipación portados por Diego,  Chirliebre y José. Personalmente me gusta bastante este nuevo diseño, mucho más al verlo en vivo, dejando anticuado a nuestros queridos trajes. Habrá que ir poco a poco renovando.

La ruta elegida, toda una clásica, la cumbre de Peñarrubia y vuelta por todas las sendas que aparezcan al paso. Como decía, iniciamos hacia el suroeste por el camino de la Fuente-Álamo desviándonos hacia la derecha para acometer la cuesta de la Flor accediendo a ella por la “variante Komokabras” que siempre diremos. De repente, una vez coronada la Flor a la mayoría se nos quita el frío. La mañana fue una delicia en el aspecto meteorológico. Continuamos accediendo a los Bujes, que pese a seguir siendo entretenidos, han perdido parte de su encanto con el arreglo del camino. Arribados a la Fuente del Pino, aceleramos nuestras bicicletas para hacer frente a las ganas de alguno de parar a almorzar en alguna de las ventas de esta Jumillana Pedanía de infausto recuerdo para algunos.

Subimos el barranco del Bonaire al tran tran, sabedores de la necesidad de guardar fuerzas para el cuestarrón de Peñarrubia.  En él, pues lo de casi siempre: Fran the number one. El resto pues unos muy bien y otros pues…. El caso es que arriba todos llegamos con hambre, así que sacamos nuestros avíos y aprovechamos para charlar y contemplar las preciosas vistas apoyados en el pilón del geodésico de Peñarrubia. Juanra aprovechó el momento para inmortalizarnos.
 





Bajada rápida aunque con algún que otro susto sin consecuencias, y es que el firme estaba bastante suelto. Titubeamos con la necesidad de variar la ruta por no tomar la senda de la Cingla, temerosos de encontrarnos con algún practicante de la cinegética en este día festivo. Al no escuchar tiros, decidimos continuar por la misma. En ella, Fran se deja la patilla del cambio y obligó al equipo de mecánicos a echar el resto para que su vuelta a casa fuese lo menos tortuosa posible. El resultado pareció no quedar nada mal. Por este motivo y por el de no encontrarnos con cazadores, abortamos los consabidos tramos de las sendas de los Picarios I, II y III, volviendo por la pista principal de los Picarios, para así también acompañar a Fran en su vuelta y ayudarle para solucionar los problemillas que surgiesen durante su regreso.

En la carretera de Jumilla lo abandonamos a su suerte definitivamente, y el resto nos adentramos en la rambla de Vera haciendo su tramo inicial, abandonándola después para acercarnos ahora al cerro de los Aljezares, o Colorao como nos gusta llamarlo. Disfrutamos de lo lindo por sus laberínticas sendas, guiados por Javi, gran conocedor de la zona, y aprendiendo, por boca de Andy, de cómo se forma una montaña de sal de estas características. Queda pendiente que nos muestres el volcán. Después de que se me quitase el susto tras bajar una de sus sendas y recorrer una de sus numerosas ramblas, abandonamos este “bike park” con el grupo dividido, pero con la consigna de reunirnos al inicio de la senda de los Castillarejos. 

En este último emplazamiento de la mañana, recorrimos primeramente su subida habitual. Andy nos propuso una “nueva” senda, y allá que fuimos. Este nuevo recorrido empieza con una pronunciada subida que da acceso a la arista del monte. La senda cilclable en un alto porcentaje, agrada a la mayoría. Otra que habrá que repetir. Los tramos de senda se van concatenando para acabar muriendo en las inmediaciones del campo de tiro de los Castillarejos junto a la Nacional N-344 y al ladito del polideportivo de las Pozas. Tras todo lo que he contado, las ya habituales y casi rituales cervezas finales, esta vez en la Peña Taurina.

Una ruta muy entretenida especialmente en la parte final, novedosa y sorprendente. A mí me salieron 59 Km y 1.290 metros de desnivel positivo acumulado. El estrés acumulado durante la semana, sin duda se quedó por el camino.

2 comentarios :

ANDY dijo...

Muy bien, muy bien Juanmi. Te mejoras día a día en esas crónicas.
Buen tiempo, buena ruta y buena compañía y, al final, todo apunta a que, además, nos dimos tralla.

Queda pendiente la visita "al volcán de Yecla"

JRChirlaque dijo...

Magnífica y fría mañana de invierno para quien la sabe aprovechar. Una vez sacudido el frío de la primera hora, el Sol y el no-viento eran para disfrutarlo bien, y vaya que lo hicimos.
Perfecta la ruta y la compañía. Las vistas del almuerzo en el Chill Out de Peñarrubia, no las hay en ningún otro. Gran recompensa para un mayor esfuerzo.
Y la crónica, como acostumbras, precisa, amena y sorprendente. Aunque en esta ocasión me veo obligado a hacerte una corrección geográfica. Y es que, aparte de Raspay, tres pedanías tiene Yecla que relumbran más que el Sol: La Alquería, Fuente del Pino y Jumilla; la mayor.