El pasado viernes, festivo por el
día de la constitución, las liebres de Yecla nos juntamos para celebrar el día
como a nosotros nos gusta celebrarlo todo (gachasmigas aparte), es decir
saliendo a montar en bicicleta por nuestros parajes.
Eran poco más de las 8 cuando
partimos dirección al camino de la Fuente-Álamo. En la concentración de salida
pudimos ver que el frío mañanero había sido incapaz esta vez, de congelar el
agua de la fuente de los leones, pese a estar algún que otro grado bajo cero.
Pudimos ver también por fin los nuevos diseños de la nueva equipación portados
por Diego, Chirliebre y José. Personalmente me gusta bastante este nuevo
diseño, mucho más al verlo en vivo, dejando anticuado a nuestros queridos
trajes. Habrá que ir poco a poco renovando.
La ruta elegida, toda una clásica, la cumbre de Peñarrubia y vuelta por todas las sendas que aparezcan al paso. Como decía, iniciamos hacia el
suroeste por el camino de la Fuente-Álamo desviándonos hacia la derecha para
acometer la cuesta de la Flor accediendo a ella por la “variante Komokabras”
que siempre diremos. De repente, una vez coronada la Flor a la mayoría se nos
quita el frío. La mañana fue una delicia en el aspecto meteorológico.
Continuamos accediendo a los Bujes, que pese a seguir siendo entretenidos, han
perdido parte de su encanto con el arreglo del camino. Arribados a la Fuente
del Pino, aceleramos nuestras bicicletas para hacer frente a las ganas de
alguno de parar a almorzar en alguna de las ventas de esta Jumillana Pedanía de
infausto recuerdo para algunos.
Subimos el barranco del Bonaire al
tran tran, sabedores de la necesidad de guardar fuerzas para el cuestarrón de
Peñarrubia. En él, pues lo de casi siempre: Fran the number one. El resto
pues unos muy bien y otros pues…. El caso es que arriba todos llegamos con
hambre, así que sacamos nuestros avíos y aprovechamos para charlar y contemplar
las preciosas vistas apoyados en el pilón del geodésico de Peñarrubia. Juanra
aprovechó el momento para inmortalizarnos.
Bajada rápida aunque con algún que
otro susto sin consecuencias, y es que el firme estaba bastante suelto. Titubeamos
con la necesidad de variar la ruta por no tomar la senda de la Cingla,
temerosos de encontrarnos con algún practicante de la cinegética en este día
festivo. Al no escuchar tiros, decidimos continuar por la misma. En ella, Fran
se deja la patilla del cambio y obligó al equipo de mecánicos a echar el resto
para que su vuelta a casa fuese lo menos tortuosa posible. El resultado pareció
no quedar nada mal. Por este motivo y por el de no encontrarnos con cazadores,
abortamos los consabidos tramos de las sendas de los Picarios I, II y III,
volviendo por la pista principal de los Picarios, para así también acompañar a
Fran en su vuelta y ayudarle para solucionar los problemillas que surgiesen
durante su regreso.
En la carretera de Jumilla lo
abandonamos a su suerte definitivamente, y el resto nos adentramos en la rambla
de Vera haciendo su tramo inicial, abandonándola después para acercarnos ahora
al cerro de los Aljezares, o Colorao como nos gusta llamarlo. Disfrutamos de lo
lindo por sus laberínticas sendas, guiados por Javi, gran conocedor de la zona,
y aprendiendo, por boca de Andy, de cómo se forma una montaña de sal de estas
características. Queda pendiente que nos muestres el volcán. Después de que se
me quitase el susto tras bajar una de sus sendas y recorrer una de sus
numerosas ramblas, abandonamos este “bike park” con el grupo dividido, pero con
la consigna de reunirnos al inicio de la senda de los Castillarejos.
En este último emplazamiento de la mañana, recorrimos
primeramente su subida habitual. Andy nos propuso una “nueva” senda, y allá que
fuimos. Este nuevo recorrido empieza con una pronunciada subida que da acceso a
la arista del monte. La senda cilclable en un alto porcentaje, agrada a la
mayoría. Otra que habrá que repetir. Los tramos de senda se van concatenando
para acabar muriendo en las inmediaciones del campo de tiro de los
Castillarejos junto a la Nacional N-344 y al ladito del polideportivo de las
Pozas. Tras todo lo que he contado, las ya habituales y casi rituales cervezas
finales, esta vez en la Peña Taurina.
2 comentarios :
Muy bien, muy bien Juanmi. Te mejoras día a día en esas crónicas.
Buen tiempo, buena ruta y buena compañía y, al final, todo apunta a que, además, nos dimos tralla.
Queda pendiente la visita "al volcán de Yecla"
Magnífica y fría mañana de invierno para quien la sabe aprovechar. Una vez sacudido el frío de la primera hora, el Sol y el no-viento eran para disfrutarlo bien, y vaya que lo hicimos.
Perfecta la ruta y la compañía. Las vistas del almuerzo en el Chill Out de Peñarrubia, no las hay en ningún otro. Gran recompensa para un mayor esfuerzo.
Y la crónica, como acostumbras, precisa, amena y sorprendente. Aunque en esta ocasión me veo obligado a hacerte una corrección geográfica. Y es que, aparte de Raspay, tres pedanías tiene Yecla que relumbran más que el Sol: La Alquería, Fuente del Pino y Jumilla; la mayor.
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