lunes, 20 de febrero de 2012

Mi segunda carrera.


Ayer, 19 de febrero de 2012 participé por segunda vez en una ¿marcha?, bueno, carrera, de bicicleta de montaña. La primera fue Riópar 2011. Mis dos participaciones en la Jaime el Barbudo, allá por la otra vida, casi que no cuentan. No se habían inventado ni el interné ni los chips ni los corralitos.
Tras la insistencia de Alberto, en el último minuto de la última hora del último día me “matriculo” en la I Ruta BTT Paisajes de Almansa. Y así, casi sin pensarlo, me veo embarcado con las liebres-pro, acompañadas por sus aliados y tropas auxiliares del Altiplano, en la titánica aventura de dejar tan alto como se merece el pabellón de nuestro club.

Empiezo la preparación con la salida nocturna de los jueves, que, interesadamente, conduje por pistas y bancales que la hicieron un poco más exigente de lo habitual.
El sábado, seguí los sabios consejos de mi sobrino y salí a hacer piernas. Me sumé a nuestra salida programada a Ontur con la intención de impregnarme del espíritu combativo de nuestro gran condottiero, Pepe del Ramo, en su tierra natal. Piernas no hice, que me las conté al volver y seguía teniendo dos, pero barriga sí. El almuerzo, a base de pescado de gorrinera, nos sació a todos para el resto del día, con lo que la comida consistió en lechuga y sal de frutas, para dar paso a la siesta de los sábados.
Por la tarde preparé la máquina para la carrera. Lavado para quitar el kilo de barro que se había pegado el sábado anterior y engrase. Presión de aire y todo listo.
La cena, la normal de cualquier sábado, pero sin chupitos. Saco el desayuno del congelador. A las once, KO en el sofá y a las doce en el sobre.

El domingo a las siete, diana. Me pongo el uniforme de liebre-legionario y a desayunar. Macarrones y un zumo, que no son horas de empezar con el vino.
Ultimo los preparativos. Sentado en el trono leo las últimas noticias sobre la Segunda Guerra Púnica y la batalla de Zama. Me echo al maillot el DNI, la licencia, un puñado de pasas, una manzana y cuatro barritas de pienso para ciclistas. Bajo al garaje. Agua, casco, guantes, comida y llaves. Todo en orden. Salgo a esperar el transporte. Miguel y Martín llegan puntuales. A las 8:05 salimos para Almansa con -3ºC.
Aparcamos y vamos a recoger los dorsales. 1695. Me obligan a descalzarme para no pisar el parqué del pabellón. Les sugiero que para la próxima pidan prestada una de aquellas magníficas esteras de pleita que se ponían en las casas para que las caballerías llegaran al corral y las cuadras. Como la que usa nuestro presidente de mantel cuando nos invita a gachasmigas.

Nos encontramos todos en el aparcamiento. Nos colocamos chips y etiquetas y salimos a calentar. A los cinco minutos Paco ve que ya hay gente guardando el puesto en la salida. Algunos haciendo rodillo delante de la misma línea. No se puede aguantar y se coloca en el corral. Yo me doy otra vuelta más. Cuando llego el gentío es ya considerable. Al salir, por delante hay el triple de gente que por detrás. En medio, yo solo. Ningún conocido a la vista. Aprovecho la espera para comer. Unas pasas, una barrita de pienso y la manzana. Abro otra barrita para tenerla preparada durante la carrera. Qué iluso.
Por fin la masa se moviliza. Salgo a plato y casi nadie transita por el arcén izquierdo. Ese es mi sitio. Hay que recuperar posiciones en cada ocasión y ésta es una. No sé en qué lugar voy, pero veo que avanzo. Dejamos el asfalto. Empieza la romería. En cada repecho me salgo de las trazadas y adelanto. Cuando la cola se queda clavada mis ruedas grandes pasan con facilidad por la orilla del camino. ¡Cómo me gusta mi 29! 

Me veo con fuerzas y voy remontando puestos. Llega un pequeño descanso y echo mano del bidón antes de tener sed. No hay bidón. Lo he perdido. Tendré que aguantar hasta el avituallamiento para beber. Me quito el casco para deshacerme del pasamontañas que ya me sobra. Me pongo el casco pero no me lo puedo abrochar en marcha. Pepe, tienes que diseñar un cierre para mancos. Viene la subida a los molinos y todos nos apretamos en el camino ocupando los dos carriles. La marcha se ralentiza. Me quedo en la derecha cuando todos van a la izquierda. Acabo en una rodera de la que, sin velocidad, no puedo salir y tengo que echar pie a tierra justo cuando llegaba a la altura de Juanmi. Durante el resto de la subida hay que echar pie a tierra otras dos veces porque a tan escasa velocidad y sin sitio es imposible mantenerse sobre la bici. Y lo peor es que andar me pone el corazón a tope y me agota. Aprovecho y me abrocho el casco antes de que empiece la bajada.

Las sendas se bajan con fluidez. No hay atascos. Recupero alguna posición. Pero en cuanto vienen subidas llegan de nuevo los parones. Una chica grita por detrás: ¡apartáos, paquetes, el que vaya andando que se eche a un lado!. Cada uno acusa al que lleva delante pero el resultado es el mismo. Caen los minutos sin poder avanzar, por un terreno que, sin tanta gente, no tendría ninguna dificultad. Y sigo sin agua. Y cuando llega el avituallamiento, harto de ir a paso de tortuga, sin aminorar la marcha agarro dos vasos seguidos de lo que me ofrecen que me echo al gañote sin respirar y sigo adelante tosiendo y atragantado.
Llego a terreno conocido: las sendas que rodean la Casa del Aire. Solo un parón. Parece que cada uno ha encontrado por fin su sitio. Un c…´. ha labrado una senda y han tenido que improvisar otro paso. Llega el final de la senda y subimos por pista hasta, de nuevo, la Casa del Aire. Dejo atrás a los dos que llevé delante en la bajada. Quién me iba a decir a mí que iría mejor subiendo que bajando. Junto a la Casa del Aire está Pepe Del Ramo animando. Le pido el bidón y me lo da, Ya tengo agua. Pero el entretenimiento hace que me pasen los que acababa de adelantar. Al final ha sido casi peor. He perdido el ritmo y ya no lo recupero. Llegamos al punto más alto. Ahora, toca subeybajar hasta la meta. Se suceden tramos rotos y sendas. A veces me cuesta ver el trayecto y me meto a algún bancal. Es la querencia de mi bici. Se agradecen las indicaciones del personal de la organización. Uno muy simpático nos dice a todos que cien metros más y ya todo es bajada hasta la meta. Así que echo el resto y alcanzo a los de delante.
Km 30. Tengo sensación de hambre. Malo. En los repechos parece que no voy tan alegre. Por suerte los que me rodean tampoco y todo se mantiene más o menos igual. Bajo en solitario las últimas sendas zigzagueando entre pinos. Empiezo a notar dolor en los riñones. Por momentos echo de menos mi Jekyll. No es lo mismo salir de fin de semana con la peña que aguantar el traqueteo de la carrera sin descanso. Pero palos a gusto no duelen. Y ya quedan menos. 

Por fin llego a la zona del Aula de la Naturaleza. Ahora sí que es todo cuesta abajo. Entramos en un reguero de escalones. Este terreno me va. Los paso con soltura y recupero un par de puestos. 5 km a meta. Paso agachado bajo la carretera y un amable policía me indica el camino a seguir. Solo queda aguantar el tipo, pero voy menos fresco de lo que esperaba. En Riópar llegue más entero. Supongo que fui más conservador. Me pasa un tipo con una cámara en el casco. Le mantengo la distancia con dificultad. Me superan otros dos. Esto ya pasa de castaño a oscuro. Aprieto el ritmo subiendo la intensidad en cada pedalada. El de la cámara se acerca y los otros se van quedando. Último kilómetro. Dos guardias me dan paso para cruzar el asfalto. Es el final y hay que darlo todo. Última senda, muy corta, por el parterre del jardín, cintas para entrar a la acera, salto el bordillo acortando metros, de pie, pisotones a las bielas, bajo dos piñones, echo el resto en cada pedalada, aprieto los dientes, oigo a mis sobrino que me anima, últimos metros… no supero al otro por centímetros… Entro venado en meta. Uno me indica que vaya hacia la derecha pero no es tan fácil pararse en seco y casi me estampo con las vallas del fondo.
Me quitan las matrículas y el chip, me falta el aire, busco algo que comer y beber. Saludo a Juanmi con gestos porque me falta el resuello. Cojo una caña de la barra. Dios te lo pague con hijos, le digo al barman. Llega mi mujer, mi sobrino, Carmen, Marina, Alberto, Gabi, José Pascual, Pedro… hay que ver qué envidia da verlos tan jóvenes y tan bien vestidos, y lo bien que les queda el maillot de los GKL.
Lo he pasado francamente bien. La ruta ha sido muy entretenida. Muchas sendas, muy limpias y muy fáciles. Pena haber tenido que hacer a pie más de lo deseado. La organización impecable. Enhorabuena a los almanseños por su labor. Y lo mejor de todo, el ambiente. La gente de la bici, lo mejor de lo mejor, os lo digo yo.
Repetiré. Sin duda.


4 comentarios :

Juanmi dijo...

Muy buena la Crónica, parece la mía. Para mi fue mi primera "marcha". Haciendo caso a los consejos de Javi y Paco, me puse a tope desde el principio (170 ppm en la rotonda de la salida), esto va en serio, 42-44 km/h y acabamos de empezar. En el Km 8 me percato de que había perdido la botella. Estará junto a la tuya, Chir-liebre. En una de los repechos pronunciados se me cae un tío encima al que estaba adelantando por la izquierda, su bici se queda enganchada en los radios de la mia. Después besé el suelo en una de las sendas zigzagueantes. Perdí una lentilla (los que uséis lentillas sabreis lo jodido que es ir con una sola) quedaban 5 km no podía parar a quitarme la otra ("todo el tiempo tienes que ir a tope" me decía a mi mismo).

A pesar de todo pude terminar bien, exhausto, con calambres fuertes en las piernas, casi sin poder hablar, pero satisfecho de haberlo dado todo y, con el paso de las horas, con ganas de repetir.

flash-gab dijo...

pedazo de crónica buenísima enhorabuena y a ti tambien juanmi espero que te animes pronto hacer otra

MANU dijo...

Muy buena cronica, no se trata de llegar primero o ultimo, se trata de vivir la carrera cada uno a su manera con su realidad, y al final la satisfacción de llegar.....Felicidades y a por otra...

Paco el Liebre dijo...

Juanra eres un fenomeno... de persona.