sábado, 16 de febrero de 2013

El Mugrón y los restos de la Guerra Civil.

La de hoy ha sido una de las etapas más esperadas de los últimos meses. Estuvo programada para el 12 de enero pasado, pero se aplazó por causas justificadas. En el fondo, una suerte que nos ha brindado un día primaveral para disfrutar de una magnífica ruta.
Empezamos con el inicio de la ruta Yecla-Cofrentes. Un trayecto que pasando por las casas Almendros, donde se rompe la primera cadena de la mañana, Tres Pinos, Jódar y Hoyuelas constituye una agradable sucesión de caminos serpenteantes entre los pinares de la sierra de Jódar, hoy libres de la invasión de boletaires del pasado otoño. Al poco de cruzar la carretera de Almansa, los molinos de viento del parque eólico de Las Hoyuelas sustituyen a los pinos, y los viejos caminos semiabandonados se ensanchan y allanan en rápidas pistas que permiten distraer la vista en el imponente paisaje rural de la zona. A lo lejos, aparece el Mugrón, el impresionante farallón rocoso que va a presidir la mayor parte de la ruta.
Dejamos la pista y buscamos la pedregosa vereda que lleva a la Casa de Las Hoyuelas completando el recorrido por la altiplanicie del mismo nombre para afrontar una vertiginosa bajada en la que una liebre se llevó el mayor susto de la mañana y que por suerte se quedó en eso. Poco antes el compañero David abandona la ruta por ineludibles compromisos. Espero que con este relato se haga una idea del resto de la jornada.
Sin dar tiempo a que la tropa se acomode con tanta pista en buen estado, nos desviamos a la izquierda para esquivar en lo posible la carretera Almansa-Montealegre. Carriles, ribazos y orillas de bancal nos dejan muy cerca de nuestro primer objetivo: dos bunkers próximos a la Casa de Sopaigón. El acceso desde la carretera está escondido, pero según se avanza la senda se clarifica. Reponemos fuerzas y comprobamos la estratégica situación de la defensa, en un promontorio dominando la carretera.


Continuamos la ruta por un camino entretenido que discurre paralelo a la Rambla y Barranco de las Minas, hasta llegar a la Casa de los Valencianos, atravesando la interesante zona boscosa que rodea el Pantano de Almansa, que vemos brillar a la luz del sol varios cientos de metros más adelante.
Cruzamos vías de tren, carreteras y autovía, inevitablemente por asfalto. Perdemos a otro componente del grupo y nos dirigimos hacia lo que queda de la Casa Boga visitando en la zona dos nuevos emplazamientos defensivos, y teniendo que reparar otra cadena rota entre uno y otro.

El tránsito entre atochares por sendas desaparecidas se hace lento, pero pronto alcanzamos los bunkers más visitados, situados al pie del Mugrón. Visto de cerca nos parece un monte enorme y magnífico, que nos invita y desafía. Aceptaremos el reto cualquier día de estos.
Las trincheras y los puestos para ametralladoras hacen pensar en lo que sucedió; quizás no allí mismo, pues la batalla no llegó hasta la zona, pero con seguridad en otras regiones de nuestro país.


El tiempo pasa y ya es mediodía. Decidimos aligerar la ruta, manteniendo el recorrido pero limitando las paradas. Descendemos hasta cerca de la carretera. Varias bodegas y sus viñedos ocupan la solana y otros tres bunkers se apostan con sus troneras abiertas hacia las antiguas carreteras de Albacete, hoy autovía, y Alpera.

Otro insulso tramo de asfalto nos permite cruzar la autovía para recorrer el paraje de la Casa del Charco, donde sucesivas fortificaciones dominan en paso de ferrocarril. Paramos a reponer fuerzas en una de ellas y llegamos al final del recorrido turístico. Nos quedan 35 km para llegar a Yecla.

En la Casa Cohete dejamos de lado el camino hacia Belén y nos adentramos de nuevo en ondulados caminos en terrenos quebrados y rojizos, exigentes para la mayoría a esas alturas de la ruta. Volvemos a cruzar la carretera de Montealegre y llegamos a Botas con la intención de tomar agua en la fuente de Los Rosales. Pero comprobamos que en Castilla La Mancha el eslogan "agua para todos" no tuvo mucho eco, y un señor, acaparando en decenas de garrafas todo lo que salía por el caño, no mostró intención alguna de interrumpir su faena para permitirnos beber. Igual es que la fuente, de aguas con propiedades médico-medicinales, ha sido privatizada, perdón, externalizada su gestión,  junto con algún hospital comarcal de la zona. Ea; son los tiempos que corren.
Así llegamos a terreno conocido y eso levanta el ánimo de las liebres. Vamos hacia los Pozuelos. Admiramos otra vez, y nunca nos cansaremos, las imponentes encinas, solitarias en los campos de cereal. Un pinchazo nos parece una bendición y nos permite un rato de relax al sol, sobre la yerba, junto a la era de la casa que da nombre al paraje. El grupo pierde otras cuatro liebres que terminarán la salida por la carretera, y que espero que llegasen sin novedad.

Nos encaminamos hacia Tobarrillas y otro pinchazo nos devuelve a la realidad: no va a quedar tiempo para la cerveza, único detalle que a la postre iba a faltar para que la ruta saliese redonda. Recordamos un tramo de la I Vuelta al Término de Yecla en BTT y tras dejar a derecha la senda de subida a los molinos, iniciamos el tramo final de la ruta. Por una, sorprendente para muchos, sucesión de caminos de monte y rodadas llegamos a cruzar la Rambla de Tobarrillas, que recorremos por su margen izquierdo hasta llegar al definitivo camino de lo Derramadores que acaba en la vía de servicio. El tramo final de asfalto que recorremos silenciosos, pensando cada uno en la excusa que iba a poner al llegar a casa, y que nos dejará en Yecla, con un molesto viento de cara, a las 14:25.
Una ruta larga, casi tanto como esta crónica. 91 kilómetros esencialmente rodadores por una variedad de terrenos y parajes que hacen agradable y divertido el notable esfuerzo que se precisa para completarlos.
La visita resulta muy interesante. Sin dejar de tener presente en ningún momento que son el fruto de algo tan terrible como una guerra, los bunkers constituyen una visita recomendable, interesante y curiosa. Junto al paisaje, con el Mugrón siempre presente y el terreno,  áspero de sus faldas y roto y erosionado en el entorno del Pantano, justifican de sobra la realización de esta ruta que no ha defraudado a ninguno de los participantes.



DATOS GPS

05:10 horas en movimiento
Velocidad media en movimiento: 16,8 Km/h
Ascenso total: 1.140 m
Altura máxima: 944 m.


Track definitivo y depurado de la ruta: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=4008662
Más información y convocatoria de salida: http://clubbttlasliebresyecla.blogspot.com.es/2013/02/ruta-de-los-bunkers-de-almansa.html

4 comentarios :

50KM dijo...

En fin, un pretexto más para hacerla. Ya caerá un día de estos. Saludos.

ANDY dijo...

Buena ruta, buen tiempo, buena compañía, buen recorrido, buen ritmo y buena crónica.

Lástima que los bunkers y trincheras se encuentran en estado de abandono y parcialmente aterrados. Eso si, a falta de ventanas y puertas, y pese al olvido institucional, el hormigón permanecerá, salvo movimientos de tierras de infraestructuras varias o más privatizaciones, durante años y años como testigo de esas DOS Españas para futuras generaciones.

Juanmi dijo...

Bonita ruta que nos permitió conocer los restos de nuestra historia más dura y cruel, la lucha de los españoles contra los españoles. Por un momento Chinchilla y Yo imaginamos como debió ser aquello, el horror de tener que dejar a la familia, el trabajo, la casa, para ir a no se sabe donde, no se sabe con quien y lo peor es que se medio sabía para que. Al final coincidimos ambos en que no nos podíamos hacer a la idea de lo que aquello supuso para nuestros abuelos y familiares. Esperemos que jamas deban utilizarse y que queden y se conserven para que las futuras generaciones conozcan la historia que no debe de repetirse

Diego dijo...

Estupenda mañana de ciclismo y muy interesante el recorrido por los bunkers, que desde luego no decepcionó. Felicitar una vez más al equipo de I+D+i del Club.