Esta mañana se disputó la sexta prueba del circuito de Albacete en la vecina Caudete. Y, por supuesto, como de otro modo no podía ser, una muy numerosa representación de nuestro club se alistó para la salida. Todos bajo la bandera del equipo Gobik-Kenza-Liebres, menos uno, yo, que me inscribí como liebre solitaria para no bajarles la puntuación media del equipo.
Era mi tercera carrera. José Pascual me lo recordó al recoger el dorsal levantando tres dedos y con su eterna sonrisa. Más de la mitad del recorrido era conocido; casi familiar. La mañana espléndida. La carrera parecía estar bien diseñada, con una subida exigente al principio antes de entrar en complicaciones. Y contando además con una peculiaridad: si normalmente se pasa dos veces bajo el arco de meta (al empezar y al terminar), esta vez deberíamos escuchar por tres veces el pitido que nos indica que se ha detectado nuestro chip.
Colocado en la salida, con media hora de antelación, desenvuelvo y engullo mi arma secreta, un pastelito de "la pantera rosa", que acompaño de un plátano. Paso un rato sin saber qué hacer con los envoltorios. Al final, el plástico va la bolsillo derecho y las peladuras al alcorque de un árbol para que le sirva de abono. Debería pensar la organización que en la salida todos comemos algo y después no sabemos qué hacer con los restos. Pero cualquiera se deja la bici sola para ir a buscar la papelera sabiendo que los enemigos de lo ajeno roban bicis; y debe ser por encargo, ya que las que no son de plástico son tan ligeras que no merece la pena arriesgarse para lo poco que pagan en la chatarrería.
La hora en punto y la masa se mueve; con caída de salida que entorpece la evolución del grupo. Y enfilamos la salida del pueblo para subir los bujes de Caudete, a un ritmo cansino, con demasiados parones por haber más gente que camino. Junto a una cuesta está Javi Ortuño reparando su bici. Mala suerte. Llegando arriba nos espera y anima, cómo no, el gran Pepe del Ramo al que esperamos volver a ver muy pronto con su dorsal puesto dando guerra. Y tras rápida bajada por pista de piedra suelta, la tónica del día, entramos en la Rambla Honda que algunas liebres nos conocemos al dedillo gracias a Andrés, nuestro gran maestro de ceremonias, que nos llevó a recorrerla en un par de ocasiones este invierno. Aprovechando algún fuera de pista intencionado por arenas sueltas remonto varias posiciones y llego a una zona en la que se transita a buen ritmo y sin paradas.
Dejamos la rambla y llegamos a una zona de toboganes que nos llevan al segundo paso por la línea de meta tras girar una calle en la que noto que la rueda de atrás "flanea". Algo no va bien.
Me salto el avituallamiento y al llegar a la ermita me espera mi club de fans: Mónica, Emi, Carmen y Marina. Saludo y tiro para arriba, hacia la piedra agujereada, a la que, siguiendo la ley del ciclista, se subió por el camino más duro y difícil.
Tras monear un rato por La Toconera me veo en el camino de salida antes de lo que esperaba. Y pienso que voy tan atrás que nos van acortando el recorrido para que lleguemos a Caudete a la hora de comer.
Pero yo sigo a mi ritmo, bastante mejor que el de los que voy encontrando y superando uno tras otro.
Cuando ya creía que todo era cuesta abajo hasta la meta, el camino vuelve a subir y llegamos a la Casa del Estrecho. Esto no me cuadra con la ruta oficial. Al final nos meten en una última senda sorpresa que, con el cansancio acumulado y los corredores por delante que no me permiten progresar, me tomo con calma.
Salimos a la pista y más piedra suelta. Y llegamos al punto en que la ruta se repite. Esto está hecho. Pero al girar a izquierda noto que la bici se va. Paro y veo que he pinchado otra vez: la tercera. Y ya no llevo ni cámara ni ganas. Me ofrecen un furgón para volver y lo tomo. Y sintiéndolo mucho, abandono la carrera. Y el tercer paso por la meta se queda para otra ocasión.
Voy a comprarme unas ruedas de verdad para que esto no me vuelva a pasar.
Enhorabuena a todos los participantes, a tos GKL en especial, con mención de honor para José Pascual y Gabi por sus "chapas" (se nota la 29, no lo niegues).
Enhorabuena a los caudetanos por su prueba que ha resultado mucho mejor de lo que muchos esperábamos. Aunque me permito dos sugerencias:
1.- En esta época se agradece que la salida esté al sol y no a la sombra; la espera es más agradable.
2.- El cátering fue lamentable: los corredores sacando comida y bebida fuera para que sus novias y esposas, a las que no dejaban entrar, no se quedasen sin comer.
Eso es todo, amigos.
4 comentarios :
Excelente cronica, como siempre.
Gustavo.
Excelente crónica tío, lastima que tuvieras tan mala suerte.
Al menos no será porque no lo intentaste. Seguro que en la próxima va mejor.
Javi
La crónica en tu línea, excelente, ya sabes en la próxima a sacarte esta espinita.
Juanra, perfecto planteamiento de carrera, tenías fuerza, determinación, estrategia, correcto avituallamiento, pero aparte de suerte, quizás faltó pimentón… (ya sabes).
Felicitarte por tu magnifica progresión desde que volviste al gozoso sufrimiento de la bici, y por deleitarnos con tus estupendas crónicas.
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