Después de pasadas ascensiones a El Cid, tanto a pie como escalando (ferrata), en esta ocasión dos veteranas, aunque inquietas liebres, hemos realizado la ascensión a El Cid y la Mesa del Cid en bicicleta.
Dura y técnica ruta, con obligados tramos de porteo y bici-trekking, que nos ha permitido llegar con nuestras bicicletas (que bien se porta mi francesita) a ambas cumbres y disfrutar de sus impresionantes vistas.
Comenzamos a pedalear desde Petrer, por asfalto, pasando por distintas urbanizaciones (Salinetes y Loma Badá), hasta que enlazamos con la pista de subida por Els Xaparrals hasta las antenas, antecumbre del pico del Cid. Lo que al principio son suaves desniveles, al final se convierten en duras y fuertes rampas (de esas hormigonadas) que nos conducen primeramente a las antenas.
Templadas ya las piernas continuamos el ascenso por un camino muy roto, cuya pendiente final nos obliga a empujar las bicicletas en su último tramo para alcanzar la cumbre del pico del Cid (1.104 m).
Templadas ya las piernas continuamos el ascenso por un camino muy roto, cuya pendiente final nos obliga a empujar las bicicletas en su último tramo para alcanzar la cumbre del pico del Cid (1.104 m).
Comemos algo, en esta soleada cumbre sur de la montaña, e iniciamos el descenso, también pedregoso y suelto, que nos obliga nuevamente, por prudencia, a desmontar de nuestras bicicletas en dos cortos tramos.
Seguimos pedaleando por los agradables y poco transitados caminos de la altiplanicie cimera (o mesa) del Cid.
Llegamos a un collado y el camino se torna roto, pedregroso y aumenta su pendiente.
Poco después, ya a la vista, la cumbre norte.
Nos desviamos (a izquierda) por un exigente sendero que va ganando altura a media ladera, hasta que nos incorporamos, ya en la loma cimera, al sendero pedestre y, después de tener que empujar nuestras bicis un agreste tramo, llegamos, montados en nuestras bicicletas, a la cumbre de La Mesa del Cid (1.152 m).
Unas rápidas fotos e iniciamos el fuerte descenso inicial, arrastrando del ramal nuestras bicicletas un corto tramo, hasta enlazar con el camino de ascenso, por el que descendemos y llegamos a un collado. Desde este último, continuamos bajando por un aéreo sendero, a media ladera, que discurre por la cara norte del Cid, bajo imponentes farallones rocosos.
Un apretado tramo en zig-zag del sendero nos obliga a desmontar de nuestras bicis. La pendiente se suaviza, salimos a un camino hormigonado y descendemos rápidamente hasta las proximidades de Rincón Bello.
Continuamos, ahora ya en ascenso, por un sendero paralelo a la rambla del Vidrio, con algún punto aislado no ciclable y ya conocido, en sentido inverso, de anteriores salidas (Óscar y su tropiezo con una tubería). Abandonamos el sendero al llegar a una casa y nos incorporarnos a una pista que, a nuestro pesar, todavía en ascenso nos acerca a Rabosa.
Continuamos, ahora ya en ascenso, por un sendero paralelo a la rambla del Vidrio, con algún punto aislado no ciclable y ya conocido, en sentido inverso, de anteriores salidas (Óscar y su tropiezo con una tubería). Abandonamos el sendero al llegar a una casa y nos incorporarnos a una pista que, a nuestro pesar, todavía en ascenso nos acerca a Rabosa.
Aprovechamos para hidratarnos, comer algo y disfrutar, también, del bullicio, animación y sabrosos olores que impregnan el ambiente de Rabosa a estas horas y en este día primaveral.
Dejamos la civilización y la contemplación para continuar por un sendero que bordea la falda sur de Rabosa. Salimos a una pista y en prolongado ascenso alcanzamos el Collado de Amorós y poco después un camino que discurre por la cuerda cimera del Alto de Ponce. Un sendero posterior a media ladera nos conduce a la emita de Catí (ermita de La Purísima).
Dejamos la civilización y la contemplación para continuar por un sendero que bordea la falda sur de Rabosa. Salimos a una pista y en prolongado ascenso alcanzamos el Collado de Amorós y poco después un camino que discurre por la cuerda cimera del Alto de Ponce. Un sendero posterior a media ladera nos conduce a la emita de Catí (ermita de La Purísima).
Desde aquí nos restan algo más de 10 km, ya por fin, de descenso.
Rápidos, divertidos y a ratos técnicos senderos de descenso se suceden junto al barranco del Badallet, con variados y cambiantes firmes (regulares, pedregosos, ...) y morfologías (toboganes, rampas,...).
Pedaleamos un corto tramo de asfalto, junto a la casa del Pantano, y nos desviamos por otro divertido sendero que nos saca nuevamente a la carretera, hasta que poco después volvemos a desviarnos por el cauce de la rambla de Pusa.
Sorprendente rambla, por la que circula cierto caudal de agua, que nos mantiene entretenidos con su serpenteante sendero durante otros cuantos kilométros.
Un tramo de camino y otros cortos senderos nos separan de Petrer.
En resumen, una variada, entretenida y dura ruta, recomendable solo para aficionados al ciclismo de montaña, que permite ascender a las cumbres sur y norte del Cid, al tiempo que nos acerca a Rabosa y ermita de Catí, para finalmente disfrutar, durante más de 10 kilómetros, de los rápidos, entretenidos y divertidos senderos de descenso del barranco del Badallet y la rambla de Pusa. Estos últimos, desconocidos hasta ahora para nosotros, han sido otra más de las gratas sorpresas del día y la ruta.
Track: Aquí.Datos prácticos:
Distancia: 42 km
Desnivel acumulado: 1.460 m Altura máxima: 1.145 m
Tiempo en movimiento: 04:25 h Velocidad media (mov): 9,7 Km/h.
IBP: 145
Dificultad física y técnica Alta.
Observaciones: Tramo de porteo (bici-trekking) en el ascenso y descenso del Cid y Mesa del Cid, así como algún tramo puntual del resto del recorrido. Ciclabilidad: 96-97 %.
1 comentario :
¿Pero cómo se os ocurre meteros en semejante emboscada sin mí? No sé cuántos picos hay en la sierra alicantina, pero a tu "francesita" no debe quedarle espacio en la barra para más muescas. Magnífica exhibición de las liebres máster 50.
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