Primer sábado de septiembre.
Puede que la ruta prevista para hoy fuese demasiado ambiciosa teniendo las vacaciones tan próximas. Pero al igual que el pasado jueves, se ha podido demostrar otra vez que aquí nadie ha tocado la bici en todo el verano, nadie entrena y nadie anda ni cuesta abajo.
La mañana ha sido húmeda de principio a fin. La humedad de la primera hora nos ha hecho sudar nada más empezar a rodar por los Quiñones y El Llano, rodeando para llegar a la Rambla de Jumilla alejados de los coches, cuya falta de respeto hacia el ciclista es todavía más peligrosa en los estrechos caminos asfaltados que en las carreteras con arcén.
A la altura de la Boquera nos desviamos hacia la Casa Mora y la cantera de Las Gamellejas, hasta enlazar con el recorrido de la Vuelta al Término. Llegan el Carche y la pista que va a Pisana, poniendo a cada uno es su sitio en las primeras rampas.
Tras recorrer un rato Pisana tomamos a la derecha un camino que se va difuminando según recorre la falda del monte en un bonito y cómodo recorrido que acaba a mitad de una de las sendas que bajan del Carche hacia Raspay.
El tramo de senda hoy se ha podido hacer en su totalidad. Incluso la parte final estando atento al desvío que asoma a la derecha antes de llegar a la trialera imposible que continúa hasta el camino.
Aprovechando el impulso de la bajada ascendemos las últimas rampas que nos quedan y dejamos la pista del Carche por la izquierda, aprovechando el punto para el almuerzo.
Tras reponer fuerzas, se inicia una bajada fácil y divertida por caminos abandonados. Acaba el camino, nos han labrado los bancales, y, no sin dificultad, encontramos la salida y de inmediato la entrada en la Rambla de la Yedra que, aun estando algo más cerrada la vegetación que otras veces, sigue siendo tan divertida y recomendable como siempre.
Cruzamos la carretera de Pinos y pronto nos metemos en una sucesión de caminos estupendamente malos. La lluvia ya ha dejado de ser una amenaza y ha empezado a caer sobre nosotros de manera mansa pero persistente.
Un giro a izquierda nos pone en dirección a la Sierra de Salinas, de modo que el agua ya no azota la cara. Tras varios repechos suaves pero constantes, llegamos al camino que bordea la Sierra. Al mantenerse todo el tiempo una temperatura agradable, la lluvia, que seguía cayendo con mansedumbre, nos ha permitido disfrutar del camino y del paisaje como si lo estuviésemos descubriendo en esos momentos. Y de algún modo, así ha sido. Acostumbrados a tragar el polvo de los meses de verano, a ninguno nos ha incomodado la humedad y los sitios, que son los de siempre, nos han parecido distintos con la lluvia.
Al repostar en la Casa del Guarda, hemos comprobado que la lluvia arreciaba y empezaba a molestar. Hemos decidido acortar lo que quedaba, desviándonos hacia el Portichuelo para buscar después el Camino de Abanilla, la opción con menos asfalto para volver; el agua que salpica la carretera es más molesta que la que cae del cielo.
Al final, 72 km y 900 m, que no está nada mal. Una ruta larga y dura para este reinicio de temporada, pero que muchos ya necesitábamos para volver a la "normalidad".
2 comentarios :
Vuelta al trabajo y no pudimos volver de mejor forma: Espléndida mañana para practicar este nuestro deporte de la BTT. Después de tantos meses de secarrales y caminos polvorientos, la fresca y húmeda mañana que nos hizo fue toda una bendición, los kilómetros de faldeo de la Sierra de Salinas bajo la suave lluvia, una gozada que hizo revivir olores de la sierra que hacía muchos meses que no percibíamos.
Y esto unido al estupendo recorrido realizado que fue variado, divertido, duro y exigente a veces, es decir con todo lo que nos gusta en nuestras salidas.
Además el sábado se volvió a poner en práctica el inicial, y hasta ahora habitual, espíritu de nuestro Club, a diferencia de la salida del pasado jueves, donde este espíritu o filosofía lo dejamos aparcado, por el ansia de demostrarnos los unos a los otros lo fuertes que habíamos vuelto todos después de las vacaciones, eso sí, sin haber montado en bici ninguno desde hacía más de un mes; me refiero al compañerismo, a no dejar a nadie abandonado en la ruta, ya sea por problemas físicos o mecánicos, a reagruparnos todos periódicamente para que esto no ocurra.
Espero que en lo sucesivo no abandonemos esta filosofía, ¡también los jueves en la noche!, porque ello podría asemejarnos a otros grupos ciclistas, que más que a disfrutar con unos compañeros, salen a machacar al adversario.
Nos vemos el jueves, espero que esta vez sin el objetivo de de batir ningún record de velocidad nocturna.
Siento habérmela perdido, hasta, según parece, esa agradable lluvia.
¡Vaya pelotón de liebres! Por la pinta no parece que haya entrenado nadie este verano.
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