La primera salida del 2016 nos ha llevado hasta el Calderoncillo. Pasando antes por los Cerrillares y el Madroño. Un recorrido fácil y agradable para desentumecer las piernas, cargadas de los inevitables excesos de estas fechas. Dieciocho Liebres he contado, antes de que algunos volviesen a Yecla antes de tiempo, supongo que para acompañar a la mujer en las compras pendientes; un centro comercial no es lugar para una esposa sola, sin más acompañamiento que la tarjeta de crédito.
La vuelta ha sido por el camino del Cuadrado: una vereda por la que algunas liebres han volado empalmando una piedra con otra, y otros hemos pasado prudentemente asegurando el paso con el buen pie que todo el mundo me ha deseado para este nuevo año. No sé a qué tanta obsesión con el buen pie cuando lo que echo en falta son unas buenas piernas. Se las pediré a los Reyes.
Al final dos grupos y un despiste han resultado en tres finales de ruta distintos. Todos bien y acabando sin novedad.
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