Con la llegada de la liebre que suele cerrar el grupo de las nocturnas empezamos el recorrido previsto, la primera dificultad y se puede decir que única al principio la subida hasta Cuchillo, el resto hasta la traviesa a disfrutar bajando, y una vez que terminamos la bajada giramos, y nuestro amigo el viento nos acompaño toda la recta hasta desviarnos hacia el Pupillo, paramos en la Venta de La Gloria, que ya no queda casi Venta ni estaba Gloria, y nos hicimos la foto de rigor. En fin que se pudo llevar perfectamente la ruta a un buen ritmo para mantener la temperatura del cuerpo y no quedarnos helados.
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