Al bajar el sol, siete liebres, asiduos de las nocturnas, nos encaminamos hacia una clásica: Camino de los Aragoneses, casas Almendros, Jódar, Bañón, Casa Jaime. Huyendo del calor, el grupo, encabezado anoche por dos galgos, pudo comprobar otra vez que la temperatura baja tres o cuatro grados en esos parajes, lo cual es conocido por la fauna local; la abundancia de liebres y conejos tomando el fresco así lo demuestra.
Un despiste en un par de cruces nos llevó a conocer la curiosa infraestructura hidráulica que nos sirve de fondo en la foto, donde se repusieron las fuerzas antes de recorrer los solitarios rincones que nos condujeron al camino de vuelta, que apenas pasadas las 11:30 ya se nos había terminado.
Hasta la próxima, que no se hará mucho de esperar.
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