Estos días, a falta de salida en bici, he estado leyendo el río de la luz un libro de Javier Reverte (escritor de libros de viaje) y he encontrado una curiosa referencia a Yecla.
El libro trata de un viaje del autor a Alaska y Canada, recorriendo una serie de territorios en los que hubo una gran migración hacia el año 1900 debido a la aparición de yacimientos de oro, en lo que se dio en llamar la quimera del oro. El autor describe, además de su propio viaje, las aventuras, desventuras y penalidades que tuvieron que pasar esos mineros, con los medios de comunicación y materiales de la época, en una región cuyos ríos permanecen helados 9 meses al año.
En uno de los tramos del viaje y del libro, el autor efectúa un descenso en canoa por el río Yukon, de unos 750 km de longitud, hasta la población de Dawson City (ver mapa), siguiendo el recorrido que hizo en su momento Jack London y que fue la inspiración de gran parte de sus novelas.
Bueno, pues después de haber sorteado tormentas, rápidos y osos, alcanzan Dawson City y, entre otras cosas, van a tomar unas cervezas a una taberna llamada Westminster Parlour. En una pared de esta taberna cuelga la cabeza disecada de un toro bravo español (ver foto). Bajo la cabeza hay una placa que informa en español:
“Toro Gitano, de la ganadería de don José Pérez. Lidiado en la plaza de toros de Yecla el 26 de septiembre de 1896, tomó cuatro varas y mató caballos y lo mató Antonio Fuentes de una buena estocada”.
A su vuelta a Madrid, el autor consulta en enciclopedias taurinas y encuentra que Antonio Fuentes fue un torero que acabó retirándose el 5 de abril de 1908 en Las Ventas.
Más adelante escribe: “Pensé que algún español había cargado con ella para adornar una tasca que pudo existir en la ciudad durante los días de la quimera del oro. ¿Se tomarían calderos de arroz, al estilo yeclano, en Dawson City?”
A raíz de este increíble episodio, no puedo evitar preguntarme: ¿Cómo sería Yecla en aquella época? ¿La plaza de toros sería la misma y estaría en el mismo sitio? ¿Qué relación uniría a dicho torero con Yecla?,...
Hasta aquí esta curiosidad de Yecla que, como resulta evidente, no tiene nada que ver con la temática del blog, aunque espero que os haya sorprendido tanto como a mi. Ahora bien, dado el carácter intrépido/aventurero de las liebres, ¿Quién podría afirmar que alguna de las liebres no llegue a ver dicha cabeza de toro, en aquellas inhóspitas tierras del otro lado del mundo, después de haber sorteado rápidos y osos en un descenso en canoa por el río Yukon?
Bueno, ya tengo algo más que contar a .......... la masajista del club
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