sábado, 2 de septiembre de 2017

Equipazo.

Ningún término mejor para definir al grupo que esta mañana se ha apuntado a la primera ruta de la temporada de otoño de este nuestro gran Club. Las ansiadas y necesarias lluvias de esta semana auguraban  una mañana excepcional para este negocio nuestro de las bicis de montaña. Así que la elección de la ruta no era difícil: una de sendas, por favor. Tras renunciar prudentemente a la rambla del Pulpillo, a la vista de la lluvia de anoche (nos gusta el barro, pero no tanto), nos acercamos al Arabí por la Buitrera, que esta mañana, con un aire especialmente limpio, estaba fotogénico como pocas veces. Puede ser que nunca volvamos a tener la oportunidad de respirar profundamente en estos parajes sin que se nos llene la boca de moscas y nos suban arcadas por el mal olor.
Subiendo las escaleras por las pinturas se toma la senda de siempre, que está totalmente renovada y lleva hasta la misma Casa del Guarda (que por lo visto libra los sábados), donde hemos matado el apetito ese tan voraz que nos despiertan el aire puro y el olor del monte.
Una breve pero intensa subida hacia el Cuerno, que abandonamos en el primer portillo para bajar el Barranco de los Muertos por su senda, ha merecido el premio del entretenido descenso. El enlace natural de la ruta por la Rambla del Morteruelo no ha hecho sino prolongar el disfrute.
Seguimos un trecho de la Vuelta al Término desde la Hoya Muñoz hasta el Pozancón. Y yo aquí ya me he despedido de los compañeros, que han seguido a los Gavilanes por la Senda de la Beata. Para la segunda salida después de la operación, ya he tenido disfrute de sobra.
Espero que todos terminéis ya de padecer las vacaciones y volváis a disfrutar con las sufridas rutas de Los Liebres, como las que, no hace falta decirlo, no encontraréis nada igual.

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