sábado, 28 de marzo de 2015

Tierra mojada.

El dios de la lluvia no pudo negarse a las súplicas que le elevaron los Liebres con sus cantos de karaoke en nuestra última cena y nos ha premiado con un invierno lluvioso. Aprovechando el primer día soleado de esta primavera, nos hemos regalado una rotunda ruta en busca de las veredas más pedregosas y las sendas más abruptas.
Hasta el Calderoncillo, la cosa es apta para todos los públicos. Una vez metidos entre las lomas, el recorrido de adentra por caminos perdidos, exigentes sendas que consumen las fuerzas en subidas engañosas, trabajosas ramblas, y peligrosos descensos por senderos rocosos.
Hoy es de esos días en los que los Liebres se han ganado la cerveza a pulso y ha tenido sabor especial: una caña a la salud de Patro y con la boca seca tras una ruta genial; pocos placeres se le pueden comparar.

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