Este jueves noche, a pesar
de la plaga de lesiones y bajas que nos asola a Las Liebres nocturnas, nos hemos
reunido un aceptable grupo de participantes, para recorrer la nocturna nº 7,
que es una de esas que tienen especial encanto.
Nada más salir, varios
integrantes del grupo, que debían haberse dejado la olla en el fuego, y temían que
se le quedase sin caldo, avivaron el ritmo, que ya se mantendría así durante
todo el recorrido, eso sí con los reagrupamientos oportunos para que el grupo no
se dispersara demasiado. El compañerismo de los Liebres es un valor que no se
pierde.
Al llegar a la Casa de Don
Mariano, salen a nuestro encuentro dos “simpáticos” perros, que por el tamaño
podrían tirar de un arado, pero nosotros siguiendo las enseñanzas de la
conocida fábula, no les hacemos el menor caso y seguimos nuestro camino hacia
la Casa de las Cebollas y la Casica Palabra, ascendiendo la dura y larga subida
hasta la Loma de los Caballos, camino que recorremos, sorprendiéndonos en su
parte umbría varias zonas encharcadas y con barro, que sorteamos lo mejor que
podemos. Aquí hacemos una breve parada para un ligero avituallamiento y
aprovechamos para hacernos las fotos.
Seguidamente bajamos por la
Casa de los Almendros y la Simpuerta en veloz descenso, para llegar al colofón
de esta nocturna, Valentejos.
Valentejos es nuestra
pequeña Roubaix, hoy con un piso inmejorable: húmedo, compacto, con mucho
agarre. Hoy no se ha pasado deprisa… se ha volado bajo.
Para terminar, en esta noche fresca, pero con buena temperatura para la práctica de la BTT, hemos
disfrutado de dos horas de diversión, recorriendo 42 km con una excelente
compañía.
1 comentario :
Con semejante plantel de "Finishers" y "aguantapalizas" de las últimas bike-marathon, nadie se asombra porque las liebres vuelan ni porque los perros, a su paso, salgan con el rabo entre las patas.
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