A las 7:30 de la mañana, con
el nuevo horario de verano, nos hemos reunido nueve Liebres para hacer el
recorrido de hoy, que después variaríamos en la parte final, para redondear una
ruta grandiosa, formidable, de lujo.
Hemos partido hacia el
Madroño por el Pocico Lisón, volteando por el Cerro del Navajo Torres, navajo que
hoy estaba lleno de agua, para después adentrarnos en las Espernalas, terreno
duro y osco, más propio de Mordor que del Altiplano.
Pasado el Pozancón
disfrutamos de la larga y estupenda senda de las Lomas del Almendro o la Beata,
de aquí nos dirigimos a Peñarrubia, aproximación que hacemos por sitios
diferentes a los habituales, por caminos maravillosamente malos, y con algún
que otro “bancaling” y tramos a pie. La subida a Peñarrubia extrema como
siempre, con poco fundamento ciclista, según mi parecer, con la única recompensa
de las vistas que se divisan desde la cima. Allí reponemos fuerzas nos hacemos
las fotos y después de comentar nuestra predilección, o no, a comprar en los
chinos de todo a cien, decidimos modificar el camino de vuelta.
Como la senda de la Cingla
la teníamos muy reciente, decidimos hacer el trayecto por la pista, para
dirigirnos después por el Calderón y las Casas del Cerro a la bonita y
entretenida senda de la Torolla, y en el sentido que la hacemos hoy, en subida,
también dura. Acabada la senda, volvemos hacia atrás por el camino del Monte de
las Andaluzas, y antes de llegar al collado cogemos, lo que para varios de nosotros
sería la gran sorpresa del día, la senda de la Magdalena. Una maravilla de
senda a las puertas del pueblo: larguísima, muy variada, ratonera a tramos, que
no te permite distracciones, una gozada que ha sido un magnifico colofón a la
salida de hoy, en la que hemos completado 64 km con un desnivel positivo
acumulado de 1.198 mts.
La única nota discordante nos
la ha dado el dueño del bar donde tomábamos las gloriosas cervezas, que en el
momento del saludo nos ha confundido a nosotros Liebres, fauna terrestre de
veloz carrera, con unas aves nocturnas de lúgubre canto. (Dicho sea esto con la
mayor simpatía hacia nuestros, muchas veces, compañeros de correrías)
1 comentario :
Magnífica salida, menos la caminata de peñarubia que siempre se me atraganta.
Como bien dice la crónica el final lo recompensa todo la senda casa Torolla más la recién inaugurada senda según Diego de la magdalena según José Antonio de la Umbría del factor, igual tenemos que bautizarla las liebres, yo le pondría la senda perfecta, cerca del pueblo sin demasiado desnivel super larga un buen trabajo del creador.
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