Hoy sábado, festividad de
San Silverio; varias Liebres hemos querido darnos un homenaje tomando el menú
degustación del afamado restaurante 3 estrellas Michelín arriba nombrado, menú
que nos había preparado nuestro Chef Juan Ramón como ruta del día.
Para empezar de
pre-aperitivo, la Boca del Cántaro, un ligero tentempié de salida, que ya deja
un leve picor en las piernas.
De aperitivo el trayecto por
las faldas de la Sierra de la Oliva, pasando por la Casa de los Quitapenas,
para enlazar con el primer plato del día: el Barranco del Paraíso, subida que
se ha hecho a un ritmo vivo.
Después la senda de Olula, como
transición entre el primer y el segundo plato y para tomar fuerzas para el
potente segundo, la subida a la Sierra de la Oliva por Los Chotos. Subida hoy
más complicada que otras veces por la erosión sufrida, en la que hemos tenido
que echar pie a tierra en un buen tramo de la senda. Bajada complicada y
técnica, con unos escalones que ya los quisieran en Porcelanosa, y llegados a
la fuente de Olula, corto respiro para enseguida continuar con el menú.
El tercer plato, la larga y
exigente senda en subida, que nos llevaría hasta el camino del Barranco del Paraíso,
ya empezaba a atragantarse y el calor a hacer mella.
El cuarto plato, un perfecto
maridaje de sendas, en la que hemos fusionado la de Cirote con la de Los Tanos,
para llegar a la senda de bajada del Revolcador con poco apetito para el
postre.
De postre nos habían
preparado un refinado festival de sabores, pero los gourmets, un tanto crujidos
y con las piernas pidiendo clemencia, han decidido cambiarlo por el tradicional
“pijama” que ponen en las bodas, que está bueno, pero no es lo mismo.
Al final del menú, mucho
plato pero poca bebida, nos hemos dirigido al abrevadero a tomar nuestras muy
merecidas cervezas.
1 comentario :
Ya se sabe que el calor y los atracones gastronómicos no son buenos amigos.Y que una vez saciado el el apetito inicial, y antes de que Lorenzo apriete de verdad, lo más prudente es apartarse de la mesa para evitar la tentación de continuar ingiriendo más calorías de las que necesita el cuerpo. Una vez más Las Liebres nos dan una lección de de sesura y prudencia, evitando los excesos y preparando el organismo para una adecuada digestión sin necesidad de recurrir a fermentados lácteos milagrosos como esos que anuncia un jubilado de Guetaria que tenía un restaurante, y al que parece que tampoco le llega la pensión a fin de mes.
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