Gandía-Potríes fue el destino de la primera Ruta Marathon de Verano del Club Btt Las Liebres Yecla. Allá por el 2011. Los siguientes destinos recorrieron año a año los restantes puntos cardinales en ordenada rotación: Cofrentes, Ayna, Archena y Santa Pola, para volver este año al destino de partida.
Ésta de Gandía, con sus distintos finales, es, sin duda, la más clásica de las rutas largas con que la variada ciclofauna yeclana celebra la llegada de las vacaciones. El recorrido reúne las condiciones idóneas para estos eventos. Es una ruta rodadora, asequible a todo aquel que monte en bici con regularidad, con un indudable interés paisajístico en muchos de sus tramos. El contenido etnográfico asociado a las construcciones, ruinas la mayoría, de los ferrocarriles desmantelados aporta un ambiente a ratos bucólico y hasta romántico. El destino final, agradable y hospitalario, en Potríes, con sus instalaciones municipales, piscina incluida, a nuestra disposición, y la esmerada atención que brinda a sus clientes el Molí Canyar, es el lugar perfecto donde terminar el recorrido.
Metidos de lleno en la Vía Verde del Chicharra, vimos salir el Sol frente a nosotros, camino de Las Virtudes, maldiciendo a quienes cortaron los enormes pinos que había entre los apeaderos de Las Moratillas y el Estrecho Pipa, y resoplando en los inevitables y trabajosos arenales.
Camino de Villena la Vía está perfectamente cuidada y señalizada. Gente corriendo, o andando deprisa para no llegar tarde a misa, nos viene de frente, a contraluz, contra los rayos de un Sol cegador. Y así hasta entrar en la ciudad, que se atraviesa a una hora muy temprana todavía.
Se deja Villena en dirección a Biar por la plataforma de la vía asfaltada. Las dos hileras de árboles plantadas en ambos lados ya arrojan su sombra al camino y crean una atmósfera agradable. Un microespacio lineal rodeado de vegetación que atraviesa campos, áridos y polvorientos en su mayoría. Esta es una de las sensaciones que más se repiten en esta ruta: la de ir pedaleando por un oasis lineal entre dos telones conformados por los movimientos de tierras y la vegetación que dejó el viejo ferrocarril desmantelado.
Cuando en 1969 el Chicharra hizo su último viaje, comenzó el desmantelamiento de la vía, y, con aquella, desaparecieron todos los puentes, metálicos, que salvaban ríos y barrancos. En 2004 se repuso el viaducto que pasa sobre el río Vinalopó, camino de Biar. Un buen lugar para detenerse a contemplara el fondo del ramblón, con su recorrido por sendas tan querido de Las Liebres. Hasta Biar el camino asfaltado no termina de ascender, a paso tranquilo y monótono que, tras cruzar la carretera, recobra otra vez la alegría, entre la polvareda que levantan los de delante, del terreno favorable que nos llevará a Bañeres de Mariola.
Hacia Bocairente, coincidimos con numerosos caminantes que van y vienen de la Ermita de San Antonio. Pronto, las rotondas nos anuncian la primera parada de la ruta, junto a la antigua Estación de Bocairente, hoy reconvertida en un bonito Hotel. Km 55 y más de media ruta antes de almorzar. No está mal.
Vuelve la vía, ahora con los tramos más estrechos y erosionados del recorrido, que nos llevará hasta Muro de Alcoy. Allí hicimos un paréntesis abandonando el recorrido clásico entre Muro y Beniarrés, evitando seguramente uno de los pocos tramos faltos de atractivo.
La ruta discurrió rápida y sin demasiadas incidencias. Solo hubo un par de caídas, sin consecuencias para las bicis, gracias a la diosa Fortuna. Y aunque alguno pasó más sed de la que esperaba por cargar la mochila de hielo y no de agua, volvimos todos convenientemente repuestos y rehidratados, aunque, todo hay que decirlo, pasando un poco de calor. Pero ¿se puede esperar otra cosa en en esta época del año...?
Felices vacaciones.
P.D. Gracias, Andrés, por las fotos.
NUESTRA RUTA, por si la quieres repetir: 108 km y 550 m +.
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