Aunque sin luna, no puede calificarse de negra una noche como la de hoy. La Traviesa de Caudete es un clásico para las vísperas de los grandes acontecimientos. La subida a la Mansorrilla para calentar antes del largo y derecho camino que sabemos que se dirige al Arabí, pero que hoy se sumía en la profunda oscuridad del campo, lejos de las luces de la ciudad, y solo rota por las linternas en los manillares. El cielo singular, un tiempo apacible y buenas sensaciones, con la mejor compañía, para el último entrenamiento antes de la gran cita del sábado. Suerte, fuerza y cabeza para todos los participantes.
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