Al contrario que la voluble
climatología en época de San Isidro, en el Club Las Liebres mantenemos nuestras
costumbres y tradiciones año tras año, y el sábado del desfile de las carrozas,
realizamos nuestra ya clásica ruta al Monte Arabí.
Partimos por el camino del
Lentiscar hacia las Atalayas, monte que faldeamos casi en la mitad de su perímetro,
y desde aquí nos dirigimos a la Casa de Don Lucio y Casa Marta, para pedaleando
por caminos maravillosamente malos y rotos, adentrarnos en la Rambla del
Morteruelo, que hacemos en sentido ascendente, siendo igualmente de fácil y bonita
que bajarla, aunque un poco más exigente.
Fotos cortesía de Patro (Selfie men) |
Salimos del Arabí por el
camino de la Buitrera, hacia la Casa del Requeté, buscando las ramblas de Las
Atalayas y del Agua Salada, que negociamos con gran rapidez, debido al buen
estado de su firme, ya que las últimas lluvias han compactado sus habituales
arenas.
Llegados al Pulpillo, al
tomar el Camino de las Moratillas, en lo alto de la primera loma, vimos dos
majestuosas águilas que nos sobrevolaban. Y no sé si fue esto lo que provocó la
estampida de Los Liebres, que se lanzaron a toda velocidad por el camino, mientras las
águilas nos observaban indiferentes y altaneras, como pensando: corred, corred,
que si no fuera por vuestro tamaño, por velocidad no os escaparíais de nuestras
garras.
Con viento de cola, el
Camino de las Moratillas lo devoramos rápidamente, para hacer la entrada al
pueblo, como no podía ser de otra forma en tan señalado día, por el Camino de
San Isidro. Santo al que homenajeamos al terminar la ruta, tomándonos unos
modestos frutos del campo y unas refrescantes cervezas.
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