El Morrón de Villena-Sierra de la
Villa-Polideportivo, como ocurre casi siempre el peligro está en lo que no se
nombra, en este caso el camino de la vía del Chicharra.
Pero empecemos por el principio,
esta mañana hemos acudido a la convocatoria un nutrido grupo de Liebres
dispuestos a dar cuenta de la variante de la ruta D-13 que nos había preparado
nuestro diseñador, innovador y desarrollador de rutas y rutones Juan Ramón.
Hemos partido por el polígono de
las Teresas y el Camino Viejo del Salero hacia el Morrón de Villena, primera
dificultad a vencer en el día, trayecto que realizamos con viento de cola y con
ritmo muy alegre que a algunos ya nos hacía presagiar las dificultades que
pasaríamos a la vuelta. La subida al Morrón, como siempre incomoda, sobre todo
por lo irregular que es, con tramos de falsos llanos, bajadas y fuertes repechos,
que exigen un nivel físico y técnico alto.
Parada arriba para el almuerzo y
la foto, para enseguida acometer la bajada por la variante introducida en la
salida de hoy, una bonita, larga y fácil senda que nos llevaría a Cañada, desde
donde se iniciaba la parte más dura de la ruta, la senda que surca el cordal de
la Sierra de la Villa, una senda con constantes subidas y bajadas, que resulta
demoledora para las piernas, que ya no se vuelven a recuperar en toda la
mañana.
Me decía Patro que la salida le había parecido una “experiencia sexual”,
al principio no le entendí, tampoco oí palabras de amor, pero luego caí en la
cuenta de que sería por el afán de que los Otros no se alejaran, no pusieran
tierra de por medio, y estar lo más juntos posible en tan difícil trayecto. Para
otros la experiencia ha sido mística, un perfecto equilibrio entre el Yin y el
Yang que nos ha dejado una gran paz en el karma al finalizar el recorrido.
Después de la senda, el Barranco
del Toconar, ahora muy deteriorado, ciclable solo al 10% para el común de los
mortales, pero al 70 % para las Liebres Fuera Pistas.
Llegados a Villena continuamos
por la vía verde hasta Las Virtudes, y desde aquí por el camino de la vía del
Chicharra hasta Yecla. Y es en este camino donde se acumulan todos los
esfuerzos y cansancios de la mañana, y ocurre lo de siempre en estas rutas
largas. En realidad es un camino fácil, en falso llano, con unos pocos tramos
con arena y sin más dificultades, pero como bien saben las Liebres, en ese
camino tiene residencia fija el Tío del Mazo. Aquí no se dan explosiones, se da
una autentica mascletá fallera, sobre todo si el viento, como es habitual,
entra de cara.
En resumen, oyendo los
comentarios de los compañeros, creo que la de hoy ha sido una de esas salidas
que rememoraremos largo tiempo, se ha hecho muy dura, pero ha proporcionado
mayor cantidad de satisfacción. El único pero es que apenas hemos tenido tiempo
para saborear la cerveza final.
2 comentarios :
Basta hacer un poco de memoria para constatar la certeza de tus palabras, Diego. Las vueltas de los Liebres desde la Sierra de la Villa de cuentan por memorables pájaras. Recuerdo la primera vez trayendo a remolque a, un todavía adolescente, Jaime y atracando la máquina de las cocacolas al llegar a la gasolinera en un intento desesperado por recuperar la dignidad. Definitivamente, esta ruta tiene un final mucho más relajado terminándola por el cauce del Vinalopó y volviendo por el camino de Sax con el viento de cara. Así el tío del mazo no detecta el olor a liebre y no sale de su madriguera.
Del par de veces que he rodado con vosotros siempre me ha gustado la buena preparación que todos teneís y el buen grupo que formais. Todo un ejemplo a seguir. Un saludo amigos.
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